Por época ya tan lejana como 1970 surgió un acuerdo para la producción común de motores entre Peugeot, Renault y Volvo. Cinco años después, en 1975, Peugeot estrenó en el modelo 604 un motor V6 proveniente de esta alianza.
El 604 fue un modelo diseñado por la mano privilegiada de Pininfarina, e hizo su debut en el salón de Ginebra de marzo de 1975. Era, en muchos aspectos, un esfuerzo especial de la marca gala. Por primera vez desde 1935 Peugeot presentaba una berlina de lujo -desde el fugaz 601 de 1934- y, para los estándares europeos, se trataba de un vehículo de dimensiones generosas, con 4.71 metros, basado en el chasis del 504. Como siempre en su historia, Pininfarina hizo su trabajo con notable desempeño logrando un modelo de imagen serena, capaz de aprehender la tradicional dignidad de Peugeot. El interior del auto era espacioso y disponía de varios elementos destacables como sus cuatro lámparas de cortesía y unas butacas cómodas y de buen diseño.
Desafortunadamente, la nota discordante provenía de su mayor expectativa: el nuevo motor V6. Este fue parte de un proyecto para la posterior construcción de un V8, a partir de su misma arquitectura, y de configuración súper-cuadrada (diámetro del pistón mayor que su carrera). Por esa razón el motor tenía un diseño a 90 grados y presentó una indeseada vibración que debió ser tratada de forma radical: con dos grados de diferencia en la distribución entre ambos bancos de cilindros. La alimentación era por carburación y las mejores críticas recibidas en aquel entonces calificaban a este V6 de 2.6 litros de desplazamiento como ”modesto“ por sus 136 CV de potencia y, sobre todo, por su importante consumo de 20 litros cada 100 kilómetros.
Las ventas del 604 no fueron buenas, y hubieran sido peores de no mediar la magia de Pininfarina, y su construcción fue abandonada para 1985. Se produjeron un total de 153,252 y solo en 1989, con el 605, Peugeot pondría otro modelo de alta gama en el mercado. Pero esa, amigos, ya es historia para un próximo encuentro.