Reparando mi Simca Aronde 1959

Creado: Dom, 19/12/2010 - 14:47
Créditos
Jorge Esténger Wong
Reparando mi Simca Aronde 1959

Esta sección ha relatado varios ejemplos de vehículos que han pasado por varias generaciones en una familia.  Hago otro acercamiento a este tema y comenzaré a compartir con los lectores mi propia experiencia, al comenzar la renovación del pequeño Simca Aronde 1959 -propiedad de mi padre por más de cincuenta años- en el cual salí del Hospital materno en brazos de mi madre (en época antediluviana), y que tal vez cargue conmigo hasta el final de mis días.

Resulta que por varias razones el auto ha estado casi inactivo durante los últimos 25 años y ahora la puesta en marcha resulta, cuando menos, traumática.  En un inicio nos dimos a la tarea de preparar el motor para su primer arranque. Hasta ese momento tuve la suerte de contar con la ayuda del mecánico Aldo Armengol, quien se desempeñó en esa profesión en la Agencia Simca, en Cuba, en los años cincuenta, cuando estos autos se vendieron en el país.  Aldo, además de amigo de la familia desde esos años, ha sido el único mecánico que ha reparado el Aronde.  No imaginaba yo que esta sería la última vez que podría contar con su infinito conocimiento y habilidad, cuando apenas sin vista destapo la culata del motor, aceitó y reviso los cilindros, para evitar algún aro partido o pegado.

Felizmente, el pequeño motor Flash de 1.2 litros y apenas 48 CV apenas protestó al girar la llave de arranque y luego de algunos ajustes comenzó a deleitarnos con el conocido ronroneo de su marcha ”en baja“, sonido que conozco desde mi infancia a la perfección.  Lo dejamos un rato funcionando para verificar su comportamiento y pudimos apreciar un salidero por la bomba de agua.  La experiencia de Aldo habló con toda sabiduría: ”ahora no la tocamos, esos sellos endurecen con el tiempo y es probable que al funcionar con regularidad el sello se ”reasiente“ solo, y se elimine el salidero“.  Así fue.

Por supuesto, comenzar a rodar el Simca Aronde 1959 ha destapado no pocas contrariedades, y en algunas ha sido necesario improvisar soluciones, en un automóvil que tiene todos sus elementos no solo auténticos, sino que son los que salieron con él de la línea de montaje.  Las compartiremos en próximos trabajos y que este sirva como un homenaje por la guía y amistad de toda la vida a Aldo Armengol. Muchas Gracias.

Créditos
Jorge Esténger Wong