Un Ford de 1929 rodando en la Habana

Creado: Dom, 30/05/2010 - 21:22
Créditos
Jorge Esténger Wong
Un Ford de 1929 rodando en la Habana

Con su andar erguido y discreto este Ford A de 1929 ha dejado pasar de largo, con una callada sonrisa, a los grandes autos de los cincuenta: los muscle car de los sesenta, los funcionales compactos de los setenta y a toda la pléyade que ha seguido después.  Hoy, con más de ochenta años de servicio es capaz de brindar a su dueña el placer diario de su conducción.

Durante años lo he visto al pasar, justo en la esquina de mi casa.  Hemos coincidido, además, en los más disímiles lugares de la ciudad y siempre he admirado la prestancia que ha mantenido todo este tiempo.  Su marcha, regular y ágil, muchas veces lo hace pasar inadvertido pues no desentona con el ritmo de la circulación ni, mucho menos, crea molestias o impedimentos.  Mas cuando uno -finalmente- lo descubre tiene que admirar la sobria y sólida presencia de este veterano de mil batallas: un Ford A de 1929 en total uso cotidiano.

Por fin, sucumbo a la tentación de conocer sobre él y camino los apenas 200 metros que nos han separado todos estos años.  Su dueña, la Sra. Milagros Camejo Díaz, ya me espera pero -segura de su máquina- no ha tomado ninguna providencia excepcional de las muchas que acostumbro a  ver en estos casos.  Abre el portón de su garaje y allí mismo da unos pocos pases con un paño sobre la carrocería del viejo A: ”…no está sucio, el uso diario lo mantiene siempre limpio, si haces esto todo el tiempo…“ -me afirma.  Tomo tiempo para preparar la cámara fotográfica imaginando que poner en marcha a este auto será algo engorroso.  Nada más lejos de la realidad, pues el motor del Ford A arranca con una facilidad pasmosa al primer intento y sin apenas esfuerzo del motor de arranque, créanme: sería la envidia de muchos autos actuales.

Con una solvencia que confirma su uso diario, Milagros pone al A en movimiento y nos dirigimos al lugar escogido para nuestra sesión de fotos, apenas a un par de kilómetros de nuestro vecindario.

Milagros conduce con absoluta pericia su Ford A y obtuvo la Licencia de Conducir solo para él, aunque ya sabía conducir casi desde la adolescencia.  No obstante, ha pasado algún que otro sofocón con el auto de sus sueños, sobre todo con los frenos.  Encontrar el tacto apropiado para ellos y acostumbrarse a sus limitaciones ha sido de los mayores retos a superar, y aquí debemos recordar que el Ford A es anterior a los frenos hidráulicos.

En verdad, Milagros, es afortunada.  Cuenta que en una ocasión, cuesta abajo, no logró detener el vehículo ni ejerciendo todo el peso de su cuerpo sobre ellos y cruzó como un bólido la intersección de una concurrida y peligrosa carretera donde además tenía una señal de Stop en su contra.  El susto le evitó mayores problemas con la policía, presente en el lugar, pues su estado de nervios era tal que no existía mayor multa que imponerle.

El orgullo que siente su dueña por este Ford A es completamente merecido.  Siendo la tercera persona en poseerlo refiere que el auto fue adquirido en 1929 por la suma de 80,00 pesos de la época y estaba pintado de un verde aceituna.  El vehículo se encuentra completamente original, excepto un alternador de corriente que fue incorporado para suplir las nuevas necesidades eléctricas de hoy.  Para llegar a este nivel de originalidad Milagros ha sido paciente…y afortunada.  Uno de los mayores inconvenientes resultaba ser una caja de velocidades de Moskovich ruso adaptada por el segundo dueño al vehículo, quien aún ”mecaniquea“  el auto.  Luego de una búsqueda paciente y constante localizó en un rastro existente en la vecina provincia Habana una caja original.  Decidieron probarla tal como estaba -sucia, abandonada- solo cambiando el aceite, para no incurrir en gastos innecesarios y… ¡funcionó tan bien que jamás la han vuelto a desmontar!

Orgullosa de su ”fotingo“, Milagros se sirve de él con absoluta cotidianidad (y la he visto hasta haciendo las compras del agro), afirma que el motor jamás ha sido reparado y a pesar de algunos empeñados en comprar lo que tiene precio asegura que tendrá su Ford A por tanto tiempo como dure… y parece que este vehículo pretende doblar el siglo de vida a 100 por hora.


Créditos
Jorge Esténger Wong