Un pequeño automóvil que marcó un hito

Creado: Dom, 11/09/2011 - 10:08
Créditos
Jorge Esténger Wong
 Un pequeño automóvil que marcó un hito

Durante la década de los sesenta del pasado siglo el mundo se dio una buena sacudida. Parecía que se reinventaba la libertad en todas partes y muchos productos de aquel entonces se convirtieron en símbolos de la época, como la camioneta ”hippie“ de Volkswagen o este Mazda 110S Cosmo Sport, que marcó un nuevo momento en los autos deportivos.

Presentado en 1967, el Mazda 110S Cosmo Sport fue el resultado de un proyecto nacido en 1964, para hacer viable un pequeño deportivo de rendimiento y mecánica ”revolucionaria“, acorde con los años que corrían. Por esta razón los ingenieros de Mazda pusieron sus miras desde el principio en el empleo de un motor rotatorio, luego del fiasco del NSU Spider unos años antes. Sin embargo, los nipones decidieron emplear, por primera vez en un auto de serie, un motor rotatorio de dos rotores (el NSU  era de monorotor), algo que muchos consideraban un imposible. El desarrollo se hizo con todo detalle, incluso se dieron a probar a los dealers unos 60 prototipos entre 1965 y 1966, para garantizar que el motor fuera fiable, duradero y capaz de soportar un uso diario sostenido alrededor de las 7 000 rpm.

En mayo de 1967 las fábricas de Mazda comenzaron la producción del Cosmo Sport, el cual se convertiría en el primer modelo de culto de la marca, y para muchos hoy: un clásico. La Serie I –como se conoce a esta primera generación de 1967 a 1972– fue construida de forma artesanal (a mano) a un ritmo de una unidad diaria para 1 762 ejemplares en total. El motor rotatorio de dos rotores y 982 cc de desplazamiento, dos bujías por cámara y un carburador Hitachi de cuatro ”bocas“ lograba ofrecer 110 CV de potencia, más que suficientes para hacer del Mazda un vehículo muy ágil. La transmisión era manual de cuatro cambios hacia delante con tracción trasera, mientras la suspensión delantera era independiente con barras antivuelcos y la trasera usaba un puente flotante con ballestas semielípticas. 

Para demostrar la capacidad de su deportivo, Mazda llevó al Cosmo Sport en 1968 al Marathon de la Route, una dura carrera de resistencia de 84 horas de duración, en el circuito alemán de Nürburgring, en la que uno de los Cosmo participantes terminó cuarto, de manos de un conductor belga. Los performances del Mazda: los primeros 400 metros desde la inmovilidad en 16.4 segundos y una velocidad máxima de 185 km/h.

En resumen, un automóvil  bello a la vista, divertido de conducir y fiable. Nacido en la década más revolucionaria  de su  siglo, logró rebasar la prueba del tiempo y cambió la mentalidad del público hacia los motores rotativos. En Mazda, su especial concepto fue, además, la base de todos los deportivos con motor rotativo que siguieron su estela.

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Jorge Esténger Wong