Sergio Marchionne puede estar satisfecho, muy satisfecho. Porque digan lo que digan, Fiat expande los horizontes de su nuevo imperio automovilístico día a día. Sin tomarse siquiera un respiro, la marca turinesa contrae alianzas, gana mercados, pule su gama y genera ganancias. Claramente la ecuación funciona y, sentado ante su orbe de cristal, el oráculo de la industria automotriz con certeza sonríe dichoso.
Así pues, no es para nada fortuito que el fabricante italiano figure como la marca ”más ecológica“ del mercado europeo, tras despedir el primer semestre del año con un promedio de emisiones de CO2 de 123,5 gramos por kilómetro recorrido. A continuación se ubican Toyota (128 g/km), Peugeot (132,3), Citroën (133,4), Renault (134,6), Ford (137), Opel (141), Volkswagen (142,2), Audi (154,2) y BMW (154,5), según un estudio de la consultora Jato Dynamics.
No en vano, sus modelos 500, Panda y el Fiat Punto son tres de los cuatro vehículos menos contaminantes en el Viejo Continente, con 116, 118,9 y 123,5 g/km, en cada caso, superando a modelos como el Citroën C3 (123,8), el Volkswagen Polo (124,9), el Opel Corsa (125,9), el Peugeot 207 (127,6), el Renault Clio (127,9) y el Audi A3 (128,9).
Y eso, sin mencionar que para la firma transalpina los logros de ayer no sirven para mañana, por lo que Fiat Powertrain Technologies ya trabaja arduamente para implementar poco a poco el sistema Multiair en todos los motores del grupo.
Gracias a un control directo del aire, a través de las válvulas de admisión del propulsor, sin el uso de la mariposa, esta tecnología minimiza aún más las emisiones a la par que optimiza el rendimiento. De ahí que frente a un motor de gasolina convencional de igual tamaño, eleva la potencia (hasta un 12%) e incrementa el par motor (hasta un 15%), mientras reduce significativamente el consumo y las emisiones de CO2 (hasta un 16%), con menos partículas contaminantes (hasta un 40%). Justo lo necesario para acrecentar el imperio de Fiat, tal y como Sergio Marchionne lo entiende.