Transitar por “El Camino de la Muerte”

Creado: Vie, 26/11/2010 - 15:36
Créditos
Willy Hierro Allen
Transitar por “El Camino de la Muerte”

Probablemente la carretera más peligrosa del mundo, está en Bolivia. Oficialmente llamado ”El Camino de los Yungas“, enlaza los altiplanos (donde está la capital: La Paz) con la rica región selvática de la amazonia boliviana. Son solo 64 km de vía bordeando precipicios y desfiladeros, en permanente bajada (si va de La Paz a Coroico) o subida si va rumbo a la capital. En sus 3.2 metros de ancho, no caben dos vehículos. Existen apartaderos y tienen prioridad los que suben.

Bajando desde La Paz (4 300 metros de altura sobre el nivel del mar) hacia el noreste, están  Los Yungas, que en idioma quechua original, significa algo así como ”valle cálido“. A sus  habitantes se los conoce como yongueños, una población mixta de origen  negroide que desciende de los africanos esclavos, llevados a trabajar en las minas del Alto Perú durante la época colonial y que luego quedaron establecidos allí.

En los 64 kilómetros del trayecto, siempre húmedo y resbaladizo, con nieblas constantes y abundantes lluvias, se baja (o sube) unos 3 600 metros de altura: del altiplano a los valles. El camino está franqueado por verdes laderas, profundos barrancos, ríos crecidos y hermosas cascadas, los cuales matizan la cordillera oriental de Los Andes que desciende hasta la cuenca amazónica. La región es rica en cultivos de coca, café y bananas, entre otros.

Esta carretera fue construida en los años ’30 del siglo pasado por prisioneros paraguayos de la Guerra del Chaco y es una de las pocas rutas que conecta la zona selvática del norte boliviano con los distritos urbanos400

de la capital. Luego de más de siete décadas de uso constante, hoy es más que todo una vía turística para el ciclismo de montaña, pues en el año 2006 se terminó una moderna carretera asfaltada de doble carril.

Sin embargo, muchos lugareños siguen utilizando esta legendaria carretera de grava y piedras, especialmente ahora que no tiene tanto tráfico como antes. La mala fama de este camino lo fomentaron las múltiples catástrofes que ocurrían, cuyo promedio anual llegó a ser de 209 accidentes y 96 muertes. El peor de todos sucedió el 24 de julio de 1983, cuando un ómnibus se desbarrancó con más de 100 pasajeros a bordo, sin que nadie sobreviviera. 

Ese ha sido el peor accidente vehicular en la historia de Bolivia. El Banco Interamericano de Desarrollo lo catalogó en 1995, como ”el camino más peligroso del mundo“. Es la única vía boliviana donde se conduce por la izquierda (como en Inglaterra o Australia), pues el que sube hacia la capital, tiene prioridad, ya que regularmente viaja cargado de mercancías. Y trepa pegado a la pared de rocas irregulares del farallón.

Mientras, el que baja rumbo a Los Yungas, lleva su rueda izquierda al filo del abismo y al menor desprendimiento de tierra o piedras, puede precipitarse al vacío, en caída libre, hasta 1 000 metros de profundidad en algunos tramos. Para los cruces, se han creado apartaderos, en los cuales quien baja debe parquear y esperar a que pase el carro que viene subiendo. A menudo los ayudantes deben guiar al chofer en complicadas maniobras.

Lo principal es no caer, pues tal eventualidad significa una muerte casi segura. Para añadir (si es posible) más dramatismo al paso de vehículos por ”El Camino de la Muerte“, se dice que  debido a la altura, el oxígeno disminuye y los motores tienden a reducir su potencia, entonces la vida de conductores, ayudantes y pasajeros, pende de un hilo. Ni qué decir, Dios, si el motor se apaga. Como si fueran pocos los peligros de quienes se aventuran por ”El Camino de Los Yungas“, cuentan que existe un numeroso grupo de redomados aspirantes a suicidas, que bajan a los profundos barrancos para ir en busca de una que otra pieza de metal de los autos, camiones o buses siniestrados, con el propósito de venderla más tarde, como chatarra, en los mercados locales. Menudo oficio. 

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Willy Hierro Allen