El Club Motos Eléctricas Cuba nació en La Habana para unir divertimento, cultura vial con ecología y sueñan con hacer una gran red por todo el país.
La idea comenzó como muchos proyectos en la era moderna: por las redes sociales; primero fueron amigos virtuales y después, el pasado 16 de marzo, nació el club MEC (Motos Eléctricas Cuba), que ya está rodando por las calles de La Habana con iniciativas que confirman que diversión, cultura vial y ecología pueden convivir armónicamente.
Suelen reunirse en la Piragua todos los sábados o en el lugar donde tengan previsto dejar huellas de sus buenas acciones. Hace poco fue cerca de donde desemboca el contaminado río Quibú, al oeste de La Habana. Allí estuvo Excelencias del Motor para compartir con ellos la jornada de limpieza del entorno y conversar con el presidente del club, Osdanys Fleites Núñez.
«La idea original era divertirnos, compartir información sobre las motos eléctricas, pero después comprendimos que podemos compartir la vocación ecológica y ayudar para que todos nuestros miembros ganen en cultura sobre las leyes del tránsito. Cada vez son más las motos de este tipo que circulan por Cuba», explica.
No hay límites de edad para sumarse, basta con disponer de un medio de transporte eléctrico, lo mismo una moto, que una silla de ruedas, que una bicicleta. Es imprescindible poseer la licencia de conducción y hasta que no demuestren que van a cumplir nuestro reglamento no los aceptamos como miembros plenos, que es por el voto de todos.
Después que alguien es aceptado, lo mismo hombre que mujer, su familia es parte del grupo. Tenemos una pareja con un niño que también tiene su pulóver de MEC.
Queremos que el club aumente sus conocimientos sobre vialidad, y hemos impartido clases sobre leyes del tránsito y otros temas útiles para manejar con responsabilidad.
Nos invitaron a una jornada científica en la Universidad Tecnológica de La Habana (CUJAE) para intercambiar sobre motos eléctricas y fue tan buena la experiencia que nos pidieron que volvamos el año próximo. Esas alianzas nos reconfortan, como esta actividad de limpiar una zona de playa que debería ser un balneario para el goce de todos.
El club tiene además un vicepresidente, un jefe de armas, quien controla la disciplina, y un capitán de rodada, encargado de organizar las caravanas. Pero lo importante, aclara Osdanys, es que todos nos llevamos bien, somos iguales.
MEC aspira a crecer como grupo y consolidar vínculos con otros clubes semejantes que existen en la propia Habana y otras ciudades del país. Podemos divertirnos, aprender y ayudar a cuidar el medio ambiente. Nuestras motos son ecológicas, nuestro pensamiento también debe serlo.
