El Suzuki Ignis es un carrito inteligente –ahora que las cosas smart están de moda– y lo digo porque habita en un nicho del mercado con poca competencia.
Es un vehículo con dimensiones similares a muchos –como el i10, el FIAT 500 o el Picanto– pero tiene mayor altura del asfalto y claros elementos de diseño que hacen referencia a la conducción off-road. Entonces veamos.
Sin dudas, es excelente para la ciudad. Tiene las dimensiones de un auto pequeño con un “extra” que ayudará mucho en el tráfico y en nuestra percepción desde la butaca del chofer. Quienes lo han probado le otorgan muy buena maniobrabilidad, agilidad y aceleración. Está bien equipado y acomoda a cuatro pasajeros.
Tiene una carrocería de 3.7 m de longitud total y cinco puertas –también enfatiza sus posibilidades de carga– con una imagen muy aceptable que, sin estridencias, cumple. Está disponible en 11 colores y tiene diversas posibilidades de personalizar su exterior e interior.
A lo anterior le añadimos una cierta capacidad todoterreno, gracias a la posibilidad de equiparse con tracción total, una altura del asfalto de 18 cm, y elementos en la carrocería –como los largueros sobre el techo– para esta función. Todo esto mejora mucho la capacidad de maniobra y luego se complementa por un magnífico aprovechamiento del espacio, llegando a brindar hasta 260 L de maletero, con un habitáculo generoso a los pasajeros.
Va equipado con un motor de gasolina de 1.2 L, el cual puede ir en combinación con un motor eléctrico de 3 CV. Este esquema híbrido gasta un poco menos, es ligeramente más cómodo de utilizar porque tiene más fuerza en marchas largas debido a la pequeña ayuda que da su motor eléctrico de 3 CV, y está en disposición de tener la etiqueta ECO. Sin embargo, el Ignis sufre por su suspensión, la cual es muy blanda para su altura.
Dentro, los instrumentos tienen buena visibilidad, trae mandos y controles al volante, una pantalla LCD táctil para la info-media y un equipo de entretenimiento, todo ello enmarcado en colores combinados con la carrocería.
