Marc Márquez ya es campeón y Honda celebra a lo grande en casa. Cómo nos dijo en su entrevista, no llevó la calculadora a Motegi. Dovi al suelo.
Ser campeón del mundo en MotoGP no es nada fácil, lo he dicho antes: no vale la mejor moto y ser un buen piloto, hace falta algo más y es la estrella de los campeones. Esa brilla en el casco de Marc sobremanera, al punto de lograr siete títulos mundiales y cinco en la máxima categoría a la edad de 25 años, cuando aún hay mucho camino que recorrer.
El GP de Japón se le puso “difícil”, no sé si hay algo difícil para Márquez sobre una moto. Dovizioso, sobre una Ducati que está sobrada para ganar el campeonato, lideró 20 de las 24 vueltas pactadas; sin embargo, el piloto italiano sabía que el español es letal en las últimas vueltas, sobre todo en las cuatro últimas, y fue justo ahí donde rodó por los suelos y le regaló la corona a Marc.
Esta fue la octava victoria de la temporada, un curso donde sus más cercanos perseguidores, la pareja del Ducati Team, no lo alcanzan ni sumando las victorias de ambos, quienes tienen tres per cápita.
Hay que darle crédito a Crutchlow, quien con su Honda satélite LCR Castrol consiguió un segundo puesto importante, por delante de un Alex Rins que exprimió su Suzuki para completar el podio en el imperio del sol naciente. Valentino logró ser cuarto y otra vez se quedó corto para el estrado de premiaciones. Quedó por delante de su compañero de filas, Viñales, quien pudo ser séptimo por detrás de la Yamaha satélite de Zarco y de la Ducati del Ángel nieto Team de Álvaro Bautista que pasó por la raya quinto.
A Yamaha todavía le cuesta, pero a Márquez y a su Honda no. Es el piloto más joven en ganar cinco títulos en la clase reina a la edad de 25 años y 246 días. Así echó por tierra el récord de Valentino Rossi, quien tenía 26 años y 221 días cuando ganó su quinto título en la máxima categoría.
