Este auto se presentó en Le Mans 2010 con una tarea bien difícil, vencer a los favoritos precompetencia –los Peugeot 908 Hdi FAT-. La evolución del R15 de 2009 no es tan significativa; sin embargo, lo suficiente como para adueñarse de los tres cajones del podio. Aunque al motor le llegaron algunos retoques, fueron las mejoras aerodinámicas y la solidez de sus máquinas las que marcaron la diferencia.
Se trata de un propulsor V10 de 5.5 litros de desplazamiento, con mecánica diesel y doble turbo, doble árbol de levas en cabeza y cuatro válvulas por cilindro (40 en total), capaz de generar 600 CV de potencia y 1 050 Nm de par motor máximo.
La transmisión, dirigida al tren trasero, es secuencial de seis velocidades (X-Trac). Tanto la velocidad punta como la aceleración son variables de acuerdo a la relación de multiplicación empleada en cada circuito. No obstante, en Le Mans pudimos apreciarlo a velocidades por encima de los 300 km/h.
Las principales diferencias, con respecto a la versión 2009, están centradas en el uso de baterías de iones de litio para el sistema eléctrico, un nuevo sistema de sujeción del alerón trasero y nuevo diseño aerodinámico que le permitió elevar la suspensión del bólido para ganar mayor estabilidad.
Wolgang Ullrich, director de la división de deportes de Audi, expresó: "En Le Mans, la eficiencia tiene una importancia extrema, y hoy, más que nunca es un elemento clave en el desarrollo de vehículos de producción, y es uno de los elementos claves de los modelos Audi".
Lo que Audi no cambió fue el uso de neumáticos Michelin, componente del auto que sin dudas contribuyó a la aplastante victoria de la Marca de los Cuatro Aros en la edición 2010 de Le Mans.