Así han acabado los Ferrari del ex-presidente tunecino

En los últimos días todos hemos sido testigos de la delicada situación que ha atravesado Túnez, que ha sufrido una revuelta popular resuelta con la huida del presidente hacia Arabia Saudí. Los tunecinos están enfurecidos con la familia del máximo mandatario del país durante 23 años, que ha controlado negocios clave del país durante el mandato de Ben Ali, y no han dudado en saquear todas sus pertenencias una vez que han huido del país.

Entre las posesiones del presidente y su familia, se encontraban grandes empresas, mansiones, y varios coches deportivos y de lujo; en los diferentes informativos televisivos se han mostrado escenas del desvalijamiento que han sufrido por parte de la población tunecina. Como esto es una web de motor, nosotros prestamos especial atención al daño infligido sobre los vehículos, como por ejemplo el Ferrari California que vemos en la imagen superior.

El coche no era del propio presidente sino de Sofiane Ben Ali, un familiar cercano del mismo que controlaba algunos de los negocios de la familia. El coche ha quedado completamente desguazado y han sido robadas las ruedas e incluso algunas piezas del motor. El Ferrari es prácticamente irrecuperable, aunque dudo mucho que su dueño vaya a reclamarlo.

El siguiente vídeo es quizá más doloroso si cabe para los amantes de los superdeportivos, aunque habrá supuesto todo una alivio para los habitantes del país. Pese a que la estética del coche está prácticamente intacta, los bajos del Ferrari 599 GTB amarillo que aparece deben haber quedado completamente destrozados después del curioso método de transporte de las personas que se lo han agenciado libremente:

http://www.youtube.com/watch?v=Y-UIfKc9Z28&feature=player_embedded

Como vemos, el pueblo se ha tomado la justicia por su parte en esta situación y los bienes materiales de la familia Ben Ali han salido muy mal parados. Es una pena que estos dos preciosos Ferraris hayan sido así tratados, pero al menos consuela saber que han acabado así después de una revuelta popular que, a priori, ha acabado con 23 años de férreo gobierno.