
La generación DB, en Aston Martin, lleva esa nomenclatura por David Brown, el inquieto comprador de la compañía a finales de los años cuarenta. Él aplicó en Aston Martin su amplia visión del mundo, y produjo una casta de vehículos deportivos que mezclaban la sobriedad germana, la fantasía italiana, la finura británica y la vulgar practicidad (si tal concepto existe) americana. Hoy veremos el DB MKIII.
Ágil y poderoso como un felino, este vehículo es una máquina apasionante, con su brillante motor dominando todas las sensaciones y embriagando de éxtasis al conductor. Era un motor seis cilindros con doble árbol de levas, ya en aquella época, y montado sobre un bastidor de carreras. Cuando se contempla al MKIII es imposible dejar de admirar su línea, limpia y pulcra, diría que hasta sensual.
La mayoría de estos magníficos automóviles, las dos terceras partes para ser exactos, fueron vendidos en los Estados Unidos, entre 1957 y 1959, aunque algunas unidades siguieron llegando a principios de los años sesenta. De todos ellos solo 84 fueron descapotables. Con un precio de 2 300 libras esterlinas de aquel entonces el Aston Martin MKIII no era un automóvil asequible, y por esta razón, su hábitat natural eran los Estados Unidos, depredador dominante de la economía mundial entonces, y aún en nuestros días. Para ofrecer una idea basta decir que solo el mítico Ferrari 250 GT lo superaba en precio, dentro de su categoría, pues este alcanzaba las 6 000 libras esterlinas con tanta facilidad como los 100 km/h desde la inmovilidad.
El mérito de David Brown es inmenso, y el MKIII su consolidación definitiva. Compró Aston Martin en el momento que su desaparición era inminente, con unas finanzas destrozadas. En 1950 lanzó el DB2, y durante siete años ese modelo le permitió sanear la situación financiera e impactar el mercado con el MKIII, el modelo destinado a sacarlo a flote definitivamente. Durante esos años, sin escatimar en recursos, los técnicos de Feltham trabajaron duro, no cesaron de revisar el modelo original, aquel derivado de los precedentes Atom y DB1, y poco a poco, paso a paso, fueron desarrollando ideas, conceptos; toda una filosofía que desembocó en el MKIII, un auto excepcional.