Honrar una filosofía de creación y especular cómo hubiera sido un Infinite monoplaza de competición, allá por 1940. Estas son las principales razones del Prototype 9, un ejercicio de criterio en el tiempo.
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Enfocado a su reciente presentación en el Concurso de Elegancia de Pebble Beach 2017, el vehículo japonés es un suspiro de belleza en toda su extensión. La frialdad del acero de su carrocería se templa con la exquisita conformación a mano hecha por los fabricantes. El monoplaza llega a medir hasta 4,33 m de largo y apenas 0,91 de alto, por su clara vocación deportiva.
Toda su imagen retro nos ubica en los finales de los años treinta, cuidando detalles como su ”fondo de bote“ y su habitáculo, rematado por asientos de cuero con banderas de Japón bordadas. El lateral envuelve con sus líneas veloces, resaltando los neumáticos, montados en las típicas llantas de rayos de época. Sin embargo, hasta ahí las clases. La tecnología que Infiniti cuela bajo esta apariencia vintage es de última generación.
La movilidad estará a cargo que un esquema eléctrico, tomado de la próxima generación del Nissan Leaf, con protagonismo para el motor de 150 CV y 320 Nm de par, alimentado por una batería de iones de litio, de 30 kWh de capacidad. Infiniti dice que el Prototype 9 es capaz de circular unos 20 minutos en circuito a un ritmo exigente, siendo capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 5,5 segundos y alcanzar 170 km/h.
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A estos performances mucho ayuda la propulsión eléctrica que permite disponer del 100 % del par motor desde el instante mismo que se pisa el acelerador. El sistema de frenos, sin servo, lleva discos de 252 mm en ambos ejes y la tracción es en las ruedas posteriores.