Isetta: el pequeño auto que aseguró a BMW el camino al éxito

Creado: Lun, 26/10/2009 - 16:41
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Jorge Esténger Wong

Cuando hablamos de la marca alemana BMW de inmediato asociamos su nombre a elevados perfomances y vehículos de elevado precio. Para muchos puede resultar paradójico conocer que unas décadas atrás esa marca producía uno de los automóviles más pequeños del mercado: El BMW Isetta. En realidad ese auto no fue un desarrollo de los alemanes, ellos más bien siguieron la marea de pequeños autos europeos.

Estos se ponían de moda en los años cincuenta y hacían estremecer al empecinado mercado norteamericano, cuyos fabricantes desde entonces ya estaban aferrados en venderle a sus clientes los grandes dragones que todavía hoy los tienen casi al borde del abismo. BMW, entonces en plena recuperación de la Segunda Guerra Mundial, tomó el camino de la alianza con un fabricante de motocicletas: el italiano Iso.

Los trámites se llevaron con buenos tratos y rápidamente, cuando Eberhard Wolf (de BMW) y Renzo Rivolta (de Iso) concretaron el acuerdo de licencia, de forma que BMW podría adquirir el nombre y las herramientas básicas para producir la carrocería. La carrocería del Isetta mantendría sus características principales con su única puerta de apertura frontal y 2,28 metros de longitud, pero no así sus motores, que fueron sustituidos por otros de motocicletas BMW más potentes. El original italiano era un dos tiempos de dos cilindros, 236 cc y 9,5 CV; y el alemán era monocilíndrico, de cuatro tiempos, 250 cc y 12 CV.

BMW logró un precio 30% menor al Volkswagen más barato produciendo más de 160.000 unidades hasta 1962. El ”motocupé“ Isetta podía alcanzar los 85 km/h y sólo gastaba 3,8 l/100 km. BMW se propuso producir 11 200 unidades el año 1955; en realidad, la cifra fue considerablemente mayor, pero aún así no podía cubrir la demanda. BMW producía tantos Isetta como le era físicamente posible, en ocasiones, en las peores condiciones: los trabajadores montaban los cochecitos en la cadena de producción mientras, a escasos metros, los albañiles todavía reparaban los talleres dañados por la guerra. Aún así, los compradores tenían que esperar generalmente un mes para recibir el Isetta que habían encargado.

En la memoria anual de la compañía, el Consejo de administración declaraba orgullosamente: ”En 1955, la industria automovilística de Alemania Occidental aumentó su producción en un tercio. Con el crecimiento del volumen de producción del Isetta, a principios de 1956 sobrepasamos el punto de equilibrio, de forma que este modelo ya contribuye a la rentabilidad de la fábrica.“

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Jorge Esténger Wong