Quién imaginaría que luego de casi un siglo hallarían el buque a vapor Itata, hundido hace alrededor de 95 años como resultado de una gran tormenta frente a las costas de la región norteña de Coquimbo, en Chile.
Los restos de la embarcación los encontraron, hace apenas unas semanas, un grupo de exploradores como parte de una expedición científica liderada por la chilena Universidad Católica del Norte (UCN).
Carlos Cortés, cineasta, biólogo marino de la UCN y uno de los primeros miembros de la expedición en asumir este reto, puntualizó que fueron años de investigación y búsqueda, de ahí la relevancia del gran descubrimiento.
”Podríamos asegurar que este hallazgo constituye el más importante en materia de patrimonio subacuático“, refirió Cortés.
El grupo de investigadores de la UCN, y el director de Ciencias de Oceana, Matthias Gorny, un experto en el manejo de equipos maniobrados a distancia por un operador y usados en este tipo de acciones, habían localizado el punto de hundimiento, pero aún no ubicaban los restos del barco.
El ROV, por sus siglas en inglés, fue el vehículo que posibilitó la localización del lugar exacto donde se encontraba el Itata –a 200 metros de profundidad–, pues los buzos no podían descender a esa distancia.
Las primeras imágenes capturadas por este equipo corroboraron que se trataba del buque chileno. El testimonio de estas instantáneas, aunado a los datos de 7 años de indagación quedarán expuestos en una obra audiovisual. ”Lo que sigue es lanzar nuestro documental, terminar de tramitar los permisos de monumentos nacionales para hacer el levantamiento arqueológico y buscar la financiación para la realización de una película“, señaló Cortés.
Luego de tanto tiempo de trabajo investigativo, donde Cortés y el productor audiovisual Ricardo Bordones iniciaron esta travesía, relatan el camino recorrido hasta el hallazgo del Itata: ”Primero reeditamos un libro de uno de los náufragos del Itata, y con el tiempo fuimos encontrando más antecedentes, con el apoyo de la UCN, la Armada de Chile, la ONG Oceana, el Consejo de la Cultura, la municipalidad de la localidad de La Higuera, las empresas Sacyr y TPC“, explicó Bordones.
Ubicar el Itata era fundamental no solo para los investigadores sino para la leyenda naval de Chile. El naufragio del Titanic chileno, con 400 pasajeros a bordo el 28 de agosto de 1922, constituye la mayor tragedia naval en la historia de este país. El suceso retoma hoy una gran relevancia, pues resulta casi imposible apartar la comparación con el trasatlántico británico, que también fue uno de los acontecimientos y desastres marítimos más trascendentales de la historia.