Kleemann, preparador danés y especialista en el desarrollo, diseño y transformación para soluciones en Mercedes-Benz, ha creado su propia obra. Basado en el conocido SLK 55 de AMG, esta vez ha ido mucho más lejos de lo que él nos ha acostumbrado. Del modelo original sólo conserva los parabrisas, el techo y las puertas, ya que hasta el motor ha sido modificado.
El propulsor es un V8 (Ocho cilindros en V) de 5.5 litros de desplazamiento, sobrealimentado, SOHC (un árbol de levas en cabeza) y tres válvulas por cilindros (24 en total). Entrega una potencia de 540 CV (180 CV más que el original) y un par motor de 700 Nm.
Transmite al tren trasero por medio de una caja de cambios automática de siete velocidades. La velocidad punta de este bólido ha sido limitada a 300 Km/h y acelera de 0 a 100 km/h en 3.7 segundos.
Para su exterior se utilizaron paneles de fibra de carbono, los frenos son de discos ventilados, 345mm delante y 380 detrás (algo inusual, ya que siempre los frenos delanteros han sido mayores), en las cuatro ruedas y llantas de 20 pulgadas. Aunque no se producirán en serie, algunos se podrán ver derrochando potencia y estilo en las calles.