Méhari, el auto que nació en… ¡una fábrica de plásticos!

Creado: Dom, 20/10/2013 - 17:37
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Jorge Esténger Wong
Méhari, el auto que nació en…  ¡una fábrica de plásticos!

Entre las cosas más populares que recuerdo de mi infancia está ”el yipicito plástico“, término acuñado en mi país para identificar a un diminuto todoterreno descapotable que circulaba, por entonces, masivamente. Tan fuerte se hizo la costumbre de llamarles así, que pocos llegaron a conocer que se trataba del simpático Citroën Méhari, que justo este año cumple 45 años.  Esta su historia, veamos.

La nostalgia, combinada con la experiencia, nos enseña a valorar las cosas simples. Hoy, cuando el mercado rebosa de mastodontes sofisticados, cuánto extrañamos la mágica sencillez de vehículos como el Méhari. Hemos aprendido que, en verdad, no necesitamos mucho más y nos asombramos al recordar que, en parte por su sencillez, jamás nos daba problemas, ni  exagerados gastos de mantenimiento. Entre tantos modelos originales producidos por la marca del doble chevron, el Méhari tiene una de las historias más curiosas pues comenzó a gestarse en… ¡una fábrica de plásticos!

SEAB era una industria dedicada a la investigación y posibles aplicaciones del plástico –material muy novedoso en la década de los sesenta- propiedad del  conde Roland Paulze d’Ivoy de la Poyl.  Junto a el diseñador industrial Jean Louis Barrault y el técnico Jean Darpin concibieron un primer prototipo sobre un Citroën 2CV en 1967 y lo presentaron a Pierre Bercot, presidente de Citroën en ese momento, quien decidió fabricar el vehículo.  Vinculado al Dyane en un inicio, compartía elementos mecánicos, el nombre Mehari hace referencia a un tipo de dromedario doméstico de tamaño mayor que el normal y gran resistencia y velocidad y es empleado, sobre todo, por los bereberes argelinos.  El vehículo se concibió con esa filosofía, y la cumplió.

Citroën encargó la fabricación del coche a la empresa ENAC, pero su éxito la obligo a encargarse de su producción, aunque SEAB se seguía encargando del suministro de las carrocerías. Fabricado en Francia, España, Bélgica Portugal, y Argentina se vendió en mercados de todo el mundo, y el ejército francés utilizó el Méhari, modificándolo para operar con un sistema eléctrico de 24 volt.  Mantuvo su configuración básica durante toda su vida, liderado por el motor bi-cilindrico de 602 cc y 28 CV, el cual llegó más adelante a 32 CV, unido a una caja de cambios manual de cuatro marchas.  Así, el Méhari podía llegar hasta 103 km/h, aunque no creo que alguien lo haya logrado jamás.

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Jorge Esténger Wong