Rolls Royce V8 1905: El primero y ninguno sobrevivió

Creado: Dom, 11/01/2015 - 17:22
Créditos
Jorge Esténger Wong
Rolls Royce V8 1905: El primero y ninguno sobrevivió

Justo ahora, cuando Rolls Royce acaba de establecer un record histórico absoluto en sus ventas, vale la pena recordar este casi olvidado modelo de 1905, pionero en muchos aspectos y que resulta, además, el único del cual no se conserva ningún ejemplar.  Los amantes a las historias interesantes no deben perderse conocer el primer auto diseñado desde el scratch para ser un ”V8“.  Veamos toda la historia tras el salto.

Es común asociar los motores V8 a los autos norteamericanos.  Los estruendosos y potentes muscle car afianzaron una leyenda que había comenzado décadas atrás, cuando Cadillac comenzó la producción de estos motores para Norteamérica.  Sin embargo, resulta cuando menos curioso, que el primer automóvil diseñado y construido con este tipo de motor –una década antes que el Cadillac- tuviera el objetivo de resultar tan silencioso, estable, y de una tan marcha suave que pudiera ser una competencia eficaz a los vehículos con motores eléctricos.  Hablamos del Rolls Royce V8 de 1905.

Resulta que a principios del Siglo XX (S XX), los motores eléctricos eran fuerte competencia de los motores de combustión.  Baste recordar que el mismísimo Porsche los empleó en su primer vehículo.  Entonces Claude Johnson, socio de negocios de C. S. Rolls, sugirió que habría un mercado para un coche con motor de combustión interna que pudiera codearse en el mercado de los coches eléctricos. Para ello deberían ser silenciosos, libre de vibraciones y sin emisión de humos, ¡como si estuviera en pleno Siglo XXI! El motor también debería estar montado bajo el vehículo para dar la apariencia de berlina –brougham- urbana, así que se necesitaba que fuera muy poco profundo, o como diríamos hoy: bajo.

Henry Royce diseñó entonces el primer V8 para un automóvil, apenas tres años después de que Leon Levavasseur construyera el primer motor V-8 de cualquier tipo.  El motor de Royce tenía una configuración a 90-grados, válvulas laterales, y 3.535 litros de desplazamiento. Fue, además, uno de los primeros en emplear una arquitectura cuadrada –diámetro y carrera del pistón iguales- precisamente en aras de recortar la altura del motor. Como uno de los objetivos era reducir los humos en el escape, el entonces común sistema de lubricación por goteo fue remplazado por un sistema a presión, pues por ese entonces buena parte del escape estaba formado por el aceite que se quemaba en el cilindro.

Se propusieron dos carrocerías: un Landaulet par Exellence, para atacar el mercado del coche eléctrico urbano y el Legalimit. En realidad, el Legalimit podía alcanzar 41,8 km/h, una velocidad pasmosa para 1905, pero el motor fue regulado para no exceder el límite de velocidad en ese momento en Gran Bretaña, el cual era de 32,2 km/h, y debe haber sido uno de los primeros casos de limitaciones al motor para controlar velocidad máxima de que se tenga notica.  El Legalimit tenía el motor montado convencionalmente en la parte delantera, pero bajo de un capó de muy poca altura.

En verdad, solo se vendió un ejemplar del V-8, precisamente un Legalimit, de chasis número 40518, para Sir Alfred Harmsworth. Este fue posteriormente recuperado por la fábrica. Todos los tres coches construidos, incluido este, parecen haber sido utilizados como coches oficiales o para visitas de los clientes. Rolls ordenó otros tres chasis más, para ser entregados en 1906, pero no existe evidencia de que jamás fueran construidos.  Es conocido que el V-8 de 1905 es el único modelo de Rolls-Royce del que no han sobrevivido ejemplares.

Créditos
Jorge Esténger Wong