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Ducati programó ayer un test privado en el circuito de Misano para que Valentino Rossi calibrara el estado de su hombro derecho, operado en noviembre. Lo hizo al manillar de una 1198 de Superbike, porque con la Desmosedici GP11 tiene prohibido entrenar, como todos los pilotos de MotoGP con sus respectivas motos, hasta el test que arranca el 1 de febrero, en Sepang.
El Doctor se dio 25 vueltas y las sensaciones no fueron demasiado positivas: "La pista nos ha dado la respuesta que más o menos esperaba: me duele el hombro. Sobre todo en la frenada, en la parte delantera, donde cicatriza el tendón. La articulación es bastante estable y resiste bien pero, por lo demás, tengo mucho dolor y poca fuerza. Esperemos que mejore estos últimos días antes del test de Malaisia, donde vamos a hacer todo lo posible para reunir la información necesaria para mejorar la Desmosedici, aunque no esté en mi mejor forma".
El 46 ya advirtió en la presentación del equipo que no se encontrará al cien por cien hasta mayo y no se incluyó entre los favoritos al título por esa razón. Lo que está por ver es si es sincero o todo es pura estrategia, para quitarse presión y pasársela a sus rivales. Le va ese juego...