Después de finalizados los entrenamientos colectivos en Catalunya, últimos de la pretemporada, pilotos, mecánicos, directores de escuderías, comentaristas y aficionados han hecho su balance. Nadie ha puesto a Fernando Alonso, ni a Renault, como pretendientes al título y concuerdo, pero no creo que estén tan atrás. Una cosa son las pruebas y otra las estrategias de clasificaciones y de carreras.
Nadie duda de la superioridad de Ferrari y McLaren Mercedes, pero (lo dije y lo repito) dudo mucho que BMW Sauber, Williams Toyota y Red Bull suban al podio y mucho menos que ganen un GP. Sin embargo, el propio Alonso vaticinó no ganar el campeonato, pero sí ganar carreras. Para atreverse a decir esto, Alonso debe tener mucho más de lo que ha enseñado.
Entonces la realidad del asturiano no es tan cruda, porque subir al podio y ganar carreras no es un consuelo, es un gran mérito. Es cierto que el R28 no es lo que se esperaba, pero sus problemas se centran en la suspensión y la aerodinámica, dos aspectos corregibles durante el campeonato.
Renault tiene dos cartas de triunfo: La fiabilidad (de su motor y transmisión) y a Fernando Alonso. Esta pareja ya tiene en su haber dos campeonatos y no se conforman, quieren más.
A Kimi Raikkonen lo veo como campeón, pero cuidado, Felipe Massa no es segundo de nadie y también optará por la corona. Lewis Hamilton necesita más que velocidad y un buen coche, le hace falta cordura, algo que no tuvo en 2007. Fernando puede pelear y con un poco de suerte, que hace mucha falta en las carreras, hará lo suyo. Esperamos impacientes el primer GP de la temporada en Australia.