Recuerdo la aparición del Buick Regal Grand National, en 1977. En la apoteosis de Star Wars su color negro le ganó el mote de Darth Vader.
Esta mítica, junto a su marcado carácter deportivo, coronó el empeño de Lloyd Reuss, Director General de la División Buick, quien buscaba el retorno de la marca a las carreras de la National Association for Stock Car Auto Racing (NASCAR) y atraer clientes más jóvenes.
Luego, en 1981, una versión del Buick Regal –pero con el techo en “T” y diseñada por Steve Pasteiner– fue el Pace Car de las 500 Millas de Indianápolis, llamando poderosamente la atención. De ahí surge el Grand National, presentado en 1982. Sin embargo, el nuevo modelo viene lastrado de origen, pues le han condenado a un anémico motor V6 de 4.1 L, de solo 125 CV. Con su clara intención deportiva, el Grand National resultaba un fiasco y solo se produjeron 215 unidades.
Para 1984, el equipo de creación liderado por el diseñador Steve Pasteiner y el ingeniero en jefe Ed Mertz, lanza un carrazo capaz de estampar 7.5 s de 0 a 100 km/h. Está equipado con un V6 de 3.8 L, ahora respaldado por un turbocompresor. Tiene nuevo tren de válvulas y mejor sistema de escape, con elementos hechos en acero-níquel. Ofrece 200 CV a 4 400 rpm, complementados con un nuevo convertidor de torque y una nueva caja de cambios, automática, de cuatro cambios.
El diseño es muy “americano” y la carrocería se pinta de negro, incluyendo la parrilla y los terminados. Es la época del furor por Stars Wars y, rápidamente, se gana el sobrenombre de Darth Vader, reafirmándose en su imagen de auto revulsivo y “malo”, es: “el lado oscuro de La Fuerza”. Las ventas rebasan las 2 000 unidades.
En 1986, el motor llega a 235 CV y el auto alcanza, oficialmente, 4.9 s de 0 a 60 m/h, superando al mismísimo Corvette. Las ventas llegan a 5 512 automóviles. Una versión GNX, en cuyo motor colaboró ASC Mc Laren, logró 4.7 s, en pruebas de la revista Motor Trend. Sin embargo, tuvo varios problemas con el supercargador y, con un precio del doble al modelo estándar, solo vendió 547 unidades.
Para 1987, GMC anuncia el fin de la plataforma G, con ruedas motrices traseras, firmando el adiós del Grand National. Fue una exitosa despedida: el público aprovechó esta última ocasión de tener un auto tan veloz a un precio muy razonable y compró 20 740 unidades. A día de hoy, el Grand National es de los pocos modelos yanquis de los ochenta considerado como clásico.
