La Gran Depresión va terminando. Desde mediados de esta tumultuosa década de los treinta, Cadillac ha tomado la delantera en este sector y es el auto preferido de los ricos y las celebridades.
Fundamental resultó Harley Earl, quien sentaría las bases del diseño automotriz, tal como lo conocemos hoy. Con él terminó la práctica de que los coches más caros solían ser vendidos como chasis, tren de fuerza, defensas, radiador, y la carrocería se encargaba –casi siempre con aprobación del fabricante– a un carrocero. Además, introdujo el cambio de estilo anual y definió la importancia de un departamento de diseño. La creatividad de Harley estuvo complementada a la perfección por la muy eficaz organización de la producción del ingeniero Nicholas Dreystadt, quien fue director general de la marca entre 1934 y 1946.
Pero a lo nuestro: el revolucionario Sixty Special, de 1938. Ya desde 1936, las carrocerías de la General Motors eran de acero en su totalidad, siendo más rígidas y durables. Por otra parte, el motor V8 de GMC es más fiable que el V12 de Lincoln. Todo está listo para que aparezca la genialidad de un modelo como el Sixty Special.
Fue presentado como “el auto más nuevo del mundo”, pues estrenaba conceptos renovadores. Básicamente, combinaba la carrocería de un sedán y las puertas anchas de un convertible. Era un auto con mejor visibilidad, línea baja, parabrisas panorámico más grande y mayor confort. Tenía los postes de las ventanas muy delgados, adelantándose a la moda de los “hardtops” de los años cincuenta. El maletero era redondo y estaba integrado a la carrocería, otro aspecto innovador, marcando el principio de lo que hoy llamamos autos tres volúmenes, y que no es más que (motor/habitáculo/maletero). Otro aspecto interesante del Sixty es que eliminaba los estribos a los lados de las puertas, logrando un habitáculo más ancho.
Su diseñador –un joven llamado William L. Mitchell, dentro del equipo de Harley Earl, y que llegaría a ser Director de Diseño de Cadillac– había propuesto el modelo para la marca LaSalle, pero los ejecutivos de la General Motors estaban tan favorablemente impresionados que lo adoptaron para la marca de más alto nivel: Cadilllac.
A nivel mecánico está el V8 de 5.7 L y 130 CV con el detalle que la palanca de cambios pasa a la columna de dirección, en lugar del piso. Ofrecido solo como sedán de 4 puertas, logró generar 40 % del total de las ventas de la marca, con 3 704 unidades producidas. El Sixty Special es de los modelos más arraigados de la historia del automóvil, perdurando hasta 1993.
