Ford Probe 1989, el Mustang que no fue

Creado: Dom, 12/08/2018 - 10:00
Autor: Jorge E. Wong
Ford Probe 1989

La crisis por los precios del petróleo en los setenta, hizo a Ford ponerse las pilas y comenzar a diseñar un Mustang en una plataforma sin motor V8. Así, desde finales de 1970, Ford y Carrozzeria Ghia empezaron a explorar en diseños futuristas, expresados en una serie de prototipos o vehículos de prueba, de ahí el “Probe" que llevaría el modelo, pues probe es prueba, en inglés.

Esta serie de prototipos es bastante extensa y se llegó a numerar por sus versiones. La primera sería el Probe I Concept, de 1979, con un diseño en forma de cuña y con una serie de características interesantes, como ruedas traseras cubiertas y faros que se abrían. Un año después, llega el Probe II Concept, mucho más convencional y cuyo estilo era una reminiscencia del Mustang. El Probe III produciría los primeros resultados de esta saga, al convertirse su diseño de carrocería en el Ford Sierra y aportando elementos de estilo al Taurus. Luego, los Probe IV y V radicalizaron la proyección del criterio estilista y se acercaron al resultado final que llegaría al mercado en 1989, basado en una plataforma Mazda.

Ford Probe 1989

Para ese entonces el mercado del petróleo había cambiado, los precios bajado, y los clientes tradicionales del Mustang no querían privarse del clásico esquema yanqui: V8, caja automática y tracción trasera. Una plataforma de ingeniería japonesa –de configuración motor cuatro cilindros, caja cinco marchas y tracción delantera– era algo que no podían digerir. Ford tuvo que remangarse la camisa y comenzar a proyectar un nuevo diseño para el Mustang, que incluyera el típico V8 yanqui.

Eso les dejó el Probe a tiro para sustituir al deportivo compacto de Ford, el EXP. El plan federal del automóvil prototipo de los años ochenta forzó a todos los fabricantes norteamericanos y a la mayor parte de los importadores a buscar un modelo compartido. Desde inicios de la década Ford poseía una parte de las acciones de Mazda, así que fue bastante natural para las dos compañías utilizar componentes compartidos para construir un coche cada una. A pesar de compartir las partes estructurales, motor y transmisión, había suficiente diferenciación de construcción en el producto final para que ambos merecieran vender sus automóviles individualmente. De ahí el empleo de la plataforma Mazda.

Al principio el motor estándar, de origen Mazda, fue de cuatro cilindros, 2.2 L de cubicaje, árbol de leva en cabeza (SOCH) y 110 CV, acoplado a un cambio de cuatro marchas, automático, aunque existía una manual de cinco. La versión LX incluía espejos eléctricos y a partir de 1990, el motor V6 Vulcan de 3.0 L, también usado en el Ford Taurus y Ranger.

Ford Probe 1989

Sobre el autor

Graduado de Ingeniería Mecánica Automotor en el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echevarría (I.S.P.J.A.E.), en 1987.  Ha desarrollado toda su vida laboral dentro del sector automotriz. Ha colaborado de manera ininterrumpida, desde 1987, en diferentes publicaciones dedicadas al transporte –y en específico al automovilismo- entre las que se encuentran las revistas Transporte y Sendas, ambas adscritas al Ministerio de Transporte de Cuba. Es fundador de nuestra publicación, desde su número piloto, y ha colaborado en otras publicaciones del Grupo Excelencias.