¡Como un rayo! Esta puede ser la máxima de cualquier fabricante de autos deportivos, excepto que se refiera a su existencia. Este fue el caso de Veritas, una compañía que llegó a fabricar un auto campeón de Alemania, en 1947, y apenas existió por cinco años. Veamos la historia.
Es bien conocido que Europa debió fabricar duros autos compactos luego de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, también existieron magníficos modelos deportivos en esta etapa, como los Ferrari –el 250GT de líder– o los Jaguar que arrasaron con las 24 horas de Le Mans. Hoy, veremos que no se limitó a estos emblemáticos ejemplos la existencia de autos deportivos en la Europa de post guerra y estaremos reseñando el Veritas.
Para quienes no le conocen, diremos que Veritas fue una empresa alemana enfocada en el diseño y fabricación de autos deportivos y de competición. Tuvo su sede inicial en Hausen am Andelsbach y, luego de varias mudanzas, terminó en Nürburgring. Fue fundada por Ernst Loof, Georg Meier y Lorenz Dietrich y sus primeros ejemplares fueron refritos del BMW 328 de pre-guerra que modificaban –hoy diríamos “personalizaban”– utilizando componentes provistos por los propios compradores, y los llamaban BMW-Veritas.
Pero no los subestimemos. Los autos eran competitivos, tanto que el primer auto, utilizado en 1947, terminó por ser el campeón alemán, en la categoría de 2.0 L. Esto no hizo gracia, por supuesto, a BMW y luego de una objeción suya los autos se llamaron Veritas.
La producción en serie.
En este momento, los decisores de la compañía creyeron que era hora de comenzar a producir vehículos en serie, para hacer crecer la empresa. El primer Veritas hecho para uso “civil” fue lanzado en 1949 con la fabricación del Komet Coupe, que era básicamente una versión legal de calle del Veritas RS de competición. Este fue seguido por el más civilizado 2+2 Saturn Coupe y el Scorpion Cabriolet. Aquí comenzaron los problemas financieros, pues la empresa no encontró inversores en una economía arrasada.
Se diseñaron modelos más humildes, capaces de asimilar motores menos costosos. Ello implicaba sacrificar rendimiento, potencia y calidad. Se logró concebir un modelo con un motor de 1998 cc provisto por Heinker, pero a pesar de recibir 200 pedidos, jamás se reunió el capital inicial necesario para comprar los componentes para su fabricación y la producción se detuvo, en 1950.
Los propietarios trataron de reflotar Veritas, rentando instalaciones más austeras y tratando de emplear motores fabricados por Ford, Opel o la propia Heinkel. Las carrocerías se encargaban a Spohn, pero nada fue suficiente. El capital inicial se agotó y la compañía agonizó hasta 1952, construyendo carrocerías para autos Panhard.
