No cabe duda. Mercedes-Benz quiere recibir el 2018 por todo lo alto, así que ya tiene lista la inauguración de un nuevo estudio de diseño en el “Silicon Valley” francés: la Costa Azul.
Con este centro, ubicado en el parque tecnológico Sophia Antipolis, en el sur del país galo, la marca de la estrella quiere reforzar el potencial creativo y de innovación que siempre la ha distinguido, desde sus acabados refinados y lujosos hasta sus exteriores desenfadados y modernos.
En ese sentido, el edificio, con forma de cilindro, 50 m de longitud y 20 de ancho, rezume un espíritu vanguardista aun antes de llegar a la entrada, con una arquitectura en la que el hormigón y el cristal se entrelazan para crear líneas nítidas.
La luz mediterránea inunda todas las estancias donde unos 50 diseñadores de diversas disciplinas derramarán su inspiración para proporcionar una silueta incomparable y atemporal a la marca y sus productos.
De hecho, el lugar escogido no es fortuito, pues responde a los propios orígenes de la firma automovilística, al ubicarse cerca de donde en 1899 Emil Jellinek, un hombre de negocios residente en Niza, participó por primera vez en una carrera en la Costa Azul con el seudónimo «Monsieur Mercédès», el nombre de pila de su hija y el mismo que en 1902 registraría la Daimler-Motoren-Gesellschaft (DMG) como marca.
“Con el nuevo Design Center de Francia ampliamos de manera consecuente los "espacios creativos" de nuestra red global de diseño. La ubicación de los Design Center por todo el mundo tiene un significado claro: nos sentimos en casa en cualquier lugar del mundo y trabajamos y vivimos inmersos en el futuro”, expresó el diseñador jefe de Daimler, GordenWagener.
“En nuestra nueva sede exploraremos, cual sismógrafos, las tendencias y necesidades que existen entre el mundo digital y analógico, y las integraremos en red en nuestros automóviles. El nuevo centro facilita de manera ideal la colaboración interdisciplinar entre todas las áreas de diseño y será único en el sector”, concluyó.
