ZIL 117, la belleza que hizo rodar al Kremlin

Creado: Mié, 17/12/2025 - 07:48
Créditos
Por: Jorge Estenger Wong
ZIL 117, la belleza que hizo rodar al Kremlin

El ZIL-117, obra menor pero exquisita de la fábrica Likhachov, nació para cubrir un hueco en la escala de la élite soviética: un automóvil protocolario más ágil y menos monumental que el ZIL-114, pero con el mismo sello de poder y lujo. El diseño arrancó a finales de los años sesenta y los primeros prototipos rodaron a comienzos de los setenta; su propósito fue servir como vehículo para altos funcionarios y automóviles de escolta en desfiles y convoyes estatales.

Técnicamente, el ZIL-117 heredó el corazón del 114: un V8 de 6.959 cc que entregaba alrededor de 300 CV y estaba asociado inicialmente a una transmisión automática de dos marchas —que en 1975 pasó a una caja de tres relaciones—; contaba además con dirección asistida y suspensión robusta pensada para la comodidad de la comitiva. Su batalla reducida y carrocería algo más corta lo hacían más manejable sin renunciar al porte límpido de un gran sedán.

ZIL 117, la belleza que hizo rodar al Kremlin


El acabado interior era netamente palaciego: cuero generoso, maderas nobles, tapizados cuidados y amenidades destinadas a la representación del Estado antes que al confort privado. Existieron también versiones descapotables (ZIL-117V) concebidas para los desfiles militares y actos oficiales en los que era necesario mostrar a las autoridades al público y cuya capota se recogía desde un interruptor en la consola, con el motor en marcha.

La producción fue testimonial: apenas medio centenar de unidades ensambladas entre principios de los setenta y finales de la década —las fuentes suelen coincidir en unas 50 unidades—; el convertible se fabricó en cantidades igualmente limitadas para uso en plaza pública. La manufactura, en buena parte artesanal, implicaba procesos lentos y costosos.

ZIL 117, la belleza que hizo rodar al Kremlin


¿Por qué se dejó de producir? El ZIL-117 respondió a una necesidad protocolaria puntual y a una época concreta: con la evolución de la política, las prioridades de fabricación y el enorme coste por unidad, ZiL orientó su producción hacia modelos posteriores y más estandarizados, siendo el ZIL-4104/115 su heredero mecánico. Sin otro posible uso, los costes y la reorganización industrial soviética cerraron el capítulo de este pequeño gran limusina.

Hoy el ZIL-117 vive como pieza de museo y objeto de coleccionismo: símbolo de esa mezcla entre ostentación estatal y artesanía automotriz que definió la cima del automóvil oficial soviético. Su escasez y singularidad lo convierten en un tesoro buscado por museos y coleccionistas internacionales, siendo mundialmente apreciado. 

ZIL 117, la belleza que hizo rodar al Kremlin

 

Créditos
Por: Jorge Estenger Wong

Sobre el autor

Graduado de Ingeniería Mecánica Automotor en el Instituto Superior Politécnico José Antonio Echevarría (I.S.P.J.A.E.), en 1987.  Ha desarrollado toda su vida laboral dentro del sector automotriz. Ha colaborado de manera ininterrumpida, desde 1987, en diferentes publicaciones dedicadas al transporte –y en específico al automovilismo- entre las que se encuentran las revistas Transporte y Sendas, ambas adscritas al Ministerio de Transporte de Cuba. Es fundador de nuestra publicación, desde su número piloto, y ha colaborado en otras publicaciones del Grupo Excelencias.