Hace más de un siglo, el ingeniero peruano Juan Alberto Grieve, construyó el primer automóvil de su país y, probablemente, de toda Suramérica.
A inicios del siglo XX, ya rodaban por Lima, la capital de Perú, los primeros automóviles, en su mayoría de procedencia europea. Su potencia estaba entre los seis y ocho caballos de fuerza, más que suficiente para transitar por la ciudad, se pensaba entonces, pero nada atractivo para circular fuera del perímetro urbano, donde los caminos no eran aptos para este tipo de vehículo automotriz.
Fue por esa época que el insigne inventor peruano de comienzos del siglo XX, Juan Alberto Grieve, ingeniero de profesión y fanático del progreso y, por ende, de los automóviles, pensó en construirse uno de mayor calidad que los que estaban rodando por Lima. Y en 1907 puso manos a la obra en su taller del jirón (calle, en pura jerga peruana) Washington, número 117, situado (hoy) en el actual casco histórico limeño.
Así fue que aquel joven ingeniero peruano, de 30 años, se convirtió en un pionero de la industria automotriz para entrar a la Historia del Automóvil.
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El proyecto de J. A. Grieve de construir un automóvil en Perú, fue apoyado e incentivado, desde el principio, por su cercano amigo, Octavio Espinoza, inquieto periodista y director de la revista Cinema.
📷: Ingeniero Juan Alberto Grieve, creador del primer auto peruano.
Con la ayuda de algunos operarios, se inició el desafío. Todos y cada uno de los componentes mecánicos del automóvil, se diseñaron y fabricaron en el taller de Grieve, con planos hechos él mismo: el motor, el chasis, la transmisión y el diferencial. Los únicos elementos que hubo que importar fueron las llantas Michelin (de Francia), el encendido Bosch (de Alemania), así como el carburador.
Su amigo Octavio Espinosa publicó en su revista Cinema, un buen número de características de este automóvil que trascribo: “Los cuatro cilindros, conforme a las exigencias de la construcción moderna, están desaxiados a 18 m/m. El motor da, con estas características, una potencia, al freno, de 20 HP, a 1800 revoluciones por minuto, pudiendo estas reducirse, merced a la maravillosa elasticidad del motor, a 200 revoluciones”.
“El señor Grieve no ha seguido la moda de válvulas mandadas y emplea en sus cilindros las automáticas. El encendido es doble, por un magneto Sims Bosch, de alta tensión con una sola bobina; embragerocono de cuero; el cambio de velocidades es progresivo, tres velocidades adelante y marcha atrás, con un solo balador; ruedas iguales de 815x105 m/m; neumáticos Michelin; radiador nido de abejas".
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A fines de aquel 1908, un año después de iniciado el proyecto (hace ahora 113 años), ya estaba listo el primer automóvil diseñado y construido en la América del Sur, que en su época fue descrito como una "joya de precisión mecánica". Su performance se comparaba con la del Renault, considerado uno de los mejores automóviles a principios del silgo XX.
Este auto peruano costó fabricarlo la mitad de lo que costaba importar un carro europeo de igual potencia. Al patentarlo, Juan Alberto Grieve imitó a Henry Ford, Louis Chevrolet, Enzo Ferrari y demás: eligió su apellido como marca para su automóvil: Grieve. Y se manejó la idea de comercializar una flota de alrededor de veinte autos.
El hijo de Juan Alberto, Jorge Grieve Madge, contó que su padre se decidió a hablar con el Presidente de Perú para, con auspicio del gobierno, hacer 3 Grieves destinados a la Dirección de Correos y otros 3 a la Prefectura. Pero créalo o no lo crea, la respuesta del Presidente fue categórica: "Nosotros necesitamos de los productos de países avanzados y no experiencias con productos peruanos". Sin comentarios.
