El fabricante español SEAT espera producir 300 respiradores de emergencia al día para asistir a los pacientes graves de la pandemia, un gesto en la lucha contra la COVID-19.
Suprimir el azote global de la COVID-19, está claro, es una tarea de todos. Así que SEAT ha decidido también aportar su grano de arena en esa lucha, al producir respiradores de emergencia en su planta de Martorell (en una de las naves donde normalmente se ensambla el SEAT León) para asistir a los pacientes graves de la enfermedad.
No en balde, desde la marca subrayan que "todos los esfuerzos están enfocados en la optimización del proceso de producción con modelos pre-serie”, además de la formación del personal para poder ampliar los turnos en aras de fabricar hasta 300 respiradores de emergencia por día.
Como parte de un esfuerzo coordinado con otras empresas y entidades involucradas en el proyecto, SEAT respondió en tiempo récord a la demanda urgente de estos equipos que ha generado la pandemia, reaccionando incluso antes que otros gigantes de la automoción mundial, como General Motor o Ford.
Incluso antes de obtener el permiso de fabricación, días atrás 150 operarios de SEAT ya se alistaban para asumir sin demora las operaciones.
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Bautizado como Oxygen, el diseño del respirador corrió por parte de la empresa Protofy.xyz bajo la supervisión de un equipo médico, mientras que SEAT ha sido el encargado de liderar el proceso industrial para asumir de forma inmediata su fabricación, con algunas piezas de coches como los SEAT Ibiza, León y Arona.
En tal sentido, cabe significar que cada respirador está armado con más de 80 componentes electrónicos y mecánicos de la firma española como engranajes impresos en la zona de planchas de SEAT, ejes de las cajas de cambios y el motor adaptado de un limpiaparabrisas, además de pasar un exhaustivo control de calidad con esterilización de luz ultravioleta.
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Ante la escasez de equipos convencionales, estos dispositivos asisten a las personas con problemas respiratorios severos, como los provocados por la COVID-19, permitiendo automatizar los balones resucitadores manuales, de forma mecanizada y autónoma, y también controlar la frecuencia respiratoria, el volumen corriente y la ratio inspiración-expiración de forma constante y objetiva, con lo cual el paciente recibe un apoyo que, de otro modo, no tendría.
