Kimi Räikkönen ganó en Austin, Gran Premio de Estados Unidos, en un GP donde Ferrari mostró todo su potencial y una acertada estrategia de carrera.
Hamilton y su Mercedes GP lo tenían todo a su favor para que el inglés se coronara en Austin, pero un costoso error de estrategia, justo en la vuelta once cuando salió el safety car, dejó sin opciones a Lewis de coronar su quinto título y ponerse a tiro de piedra del record de Schumacher (7 campeonatos).
Pero antes, en la vuelta dos de 56 pactadas, Sebastian Vettel arriesgó demasiado, tanto que de no ser por el excelente trabajo de Kimi el campeonato lo estuviera celebrando el equipo alemán. Un toque con Daniel Ricciardo (Red Bull) lo llevó del quinto al décimo quinto puesto, obligándolo a una remontada sin permitirse el menor de los errores. Lo hizo, pero de nada le hubiese servido sin el trabajo impecable de Kimi, quien demostró, desde la salida rebasando a Lewis en la primera curva, que aunque no continuará con Ferrari el próximo año hay Räikkönen para rato.
Y si bien para mí fue Kimi el piloto del día, no podemos ignorar la labor de Marx Verstappen (Red Bull) quien salió desde la posición 18 y consiguió un segundo lugar épico. El holandés demostró madurez y talento, sobre todo en los últimos compases de la carrera, cuando Hamilton lo atacó con todo lo que le quedaba a su Mercedes GP y no lo pudo rebasar. Mérito para el joven piloto y para una escudería que sigue demostrando que todavía la aerodinámica juega un papel importante, incluso en circuitos como estos donde la potencia del motor predomina.
El tercer lugar de Hamilton, con el cuarto de Vettel, no le alcanza para coronarse en el GP de Estados Unidos. Sin embargo, no cabe duda que tiene su quinto campeonato al alcance de la mano y que la próxima semana en México podría ser la sede de la celebración. Lewis es el mejor piloto de la parrilla, pero Ferrari es el monoplaza más completo. La evidencia fue el desarrollo de la carrera.
