Veintidós carreras sin ganar, un año y medio es mucho tiempo, como lo fue a finales de la década del noventa, la peor crisis de los de Iwata.
La llegada de la electrónica única y los neumáticos Michelin a la máxima categoría fue el principio del fin de la que era la mejor moto del mundial. Así, Yamaha está afrontando una crisis que los ha dejado fuera de las posibilidades de un nuevo título y de subirse a lo más alto del podio en un GP. Nunca le achacaron a su bajo rendimiento los nuevos neumáticos, pero la electrónica Magneti Marelli no fue bien recibida, una pieza clave en las actuales motos de competición. Para mal de males, no aceptaron la ayuda que los creadores de la electrónica única le brindaron a la marca de los diapasones.
De esta manera, quisieron encontrar la solución en el chasis, pero ese camino tampoco dio los frutos esperados y la falta de agarre sigue siendo su peor pesadilla. En un momento de desesperación, tras el fracaso en San Marino, la nueva teoría es que la goma que dejan los Dunlop de Moto2 provocan la poca adherencia de sus motos, algo difícil de creer cuando todos utilizan los mismos neumáticos Michelin para correr.
También, ha llegado la teoría de que el principal culpable del descalabro es el motor, una vez que sus principales rivales: Ducati y Honda tienen mecánica V4 mientras que ellos conservan los L4. Pudiera ser, por el hecho de que los V4 son más estrechos y le permite colocar volantes de inercia en los extremos del cigüeñal. Eso corrige el poco peso del cigüeñal y facilita la aceleración, siempre con un ajuste bien preciso para que no frene las rpm. No obstante, que Yamaha opte por fabricar estos motores podría ser una pésima decisión, por la ventaja en conocimientos que ya tienen sus principales rivales.
Mucha gente, conocedora del asunto, creen que el problema del nuevo motor de Yamaha está en que el cigüeñal es demasiado ligero, algo que atenta sobremanera contra la aceleración y la potencia a bajas revoluciones. De cualquier manera, lo que no cabe duda es que el problema existe y que para ganar se tiene que solucionar.
La mejor manera de solucionarlo, a mi modo de ver las cosas, está en regresar al origen. En eso coincido ciento por ciento con el piloto español Viñales, quien ha comentado que todo se debería arreglar con la electrónica. Para eso Yamaha debe dejar su orgullo atrás y contratar a un especialista de la casa italiana Magneti Marelli para que puedan gestionar la mejor puesta a punto. Los errores del nuevo chasis y del motor pudieran ser la consecuencia de buscar la solución en lugares equivocados.