
En la historia del automóvil hay inventos que marcaron un antes y un después en la industria, y otros que, aunque no prosperaron, dejaron un legado de fascinación y curiosidad. En esa segunda categoría entran los neumáticos luminosos de Goodyear, conocidos como glowing tires. Una idea que parecía sacada de una película de ciencia ficción, pero que fue muy real a finales de la década de 1950.
El origen de una idea brillante
La posguerra trajo consigo una explosión de creatividad en la industria del motor estadounidense. Los fabricantes buscaban llamar la atención en un mercado en auge, y Goodyear decidió experimentar con algo nunca visto: ruedas capaces de brillar en la oscuridad.
Para lograrlo, sustituyeron el caucho tradicional por un compuesto de neopreno transparente. De esa forma, podían instalar bombillas en el interior de la llanta, iluminando todo el neumático desde dentro. El resultado era espectacular: coches que parecían levitar de noche, envueltos en un halo futurista.

Cómo funcionaban los «glowing tires»
El sistema era relativamente sencillo en concepto, aunque complejo en la práctica. Las bombillas interiores proyectaban la luz hacia las paredes translúcidas del neumático, que la difuminaban de manera uniforme. Los ingenieros incluso llegaron a probar variaciones de color, logrando efectos en tonos rojos, azules o verdes.
Más allá del espectáculo visual, Goodyear también coqueteaba con la idea de que estos neumáticos pudieran aportar seguridad, aumentando la visibilidad nocturna del coche. Sin embargo, el experimento tenía limitaciones: la durabilidad del material, la resistencia al calor y, sobre todo, los costes de producción.

El coche más icónico: el Golden Sahara
Si hubo un modelo que inmortalizó estos neumáticos fue el Golden Sahara II, uno de los concept cars más extravagantes de su época. Creado por el diseñador George Barris (el mismo que años más tarde daría vida al Batmóvil de la serie de los 60), el Golden Sahara no era un simple coche, era una declaración de intenciones del futuro que se soñaba en los años 50.
Este automóvil futurista incorporaba, además de los neumáticos luminosos de Goodyear, un sinfín de innovaciones que parecían adelantarse décadas: mandos a control remoto, sistema de conducción «semi-autónoma» y un interior digno de una película de Hollywood. El coche fue presentado en numerosos salones y shows itinerantes, donde las ruedas brillantes robaban siempre el protagonismo.
El por qué no llegaron a las calles
A pesar de la expectación, los neumáticos luminosos nunca llegaron a producirse en serie. Los altos costes de desarrollo, la escasa practicidad y la rápida evolución de la industria hacia soluciones más funcionales dejaron este invento en el terreno de la anécdota. Sin embargo, su impacto fue real: los glowing tires simbolizan esa época dorada del automóvil en la que todo parecía posible, en la que la imaginación y la estética tenían tanto peso como la ingeniería.
Hoy en día, las imágenes del Golden Sahara iluminando el asfalto siguen circulando por internet, recordándonos que la innovación también tiene un lado lúdico y extravagante.
Aunque nunca rodaron en masa por las carreteras, los neumáticos luminosos de Goodyear forman parte de la cultura automovilística y de ese espíritu de experimentación de mediados del siglo XX.
