Este es el nombre completo de un súper deportivo exclusivísimo, al que también se le conoce como el Yate del Asfalto. Y es que sus diseñadores lo realizaron con la idea de llevar a las cuatro ruedas todo el confort de un yate de lujo. Es un roadster de cuatro plazas montado sobre la plataforma de un Corvette, pero con una aerodinámica superlativa. El interior, además de lujoso es bastante bajo, con unas puertas de acceso espectaculares.
El propulsor que se pensó fue un V8, ocho cilindros en V, de 7.0 litros de desplazamiento y 600 CV. Pero finalmente se le instaló uno de menos cilindrada, 6.2 litros, pero más evolucionado, que entrega una potencia de 670 CV.
Aunque la velocidad punta y la aceleración no son espectaculares tampoco son para despreciar. El tope de 330 km/h lo alcanza en poco más de medio minuto, mientras que de parado a 100 km/h demora 3.4 segundos.
De este modelo holandés se fabricarán unas veinte unidades y fue presentado recientemente en el Top Marques Show en Mónaco. El precio de salida frisa el cuarto de millón de euros, casi nada para quienes se hicieron estos exóticos bólidos, los millonarios del principado o de cualquier país del medio oriente, donde el dinero corre como el petróleo, por tuberías.