
No faltó la emoción, la incertidumbre, los adelantamientos, el espectáculo. Pero esta vez, más que nunca, los neumáticos Pirelli se llevaron sobremanera el protagonismo. Rosberg (Mercedes AMG), con una mala salida le cedió el puesto a Vettel (Red Bull Renault) y Lewis (piloto número uno de Mercedes AMG) tiró con fuerza desde la pole durante las ocho primeras vueltas. Lewis, Vettel y Rosberg, en ese orden, pintaban un podio que parecía seguro.Entonces vino el primer aviso de las gomas italianas, reventón de la rueda trasera izquierda del inglés que lo dejó sin opciones de triunfo cuando tenía serias posibilidades de coronar. A partir de ahí comenzó a cambiar el guión de la carrera. Tras Hamilton sucumbieron Felipe Massa (Ferrari) y Vergne (Toro Rosso), ambos por el destrozo de un neumático trasero. Así, al filo de la vuelta quince, salió el Safety Car para que un sinnúmero de comisarios invadieran la pista británica para extraer los pedazos de Pirelli que cubrían el asfalto de Silverstone. A partir de ese momento, todos los equipos reescribieron sus estrategias con un nivel de conservación extremo, una medida que muchos pilotos echaron por tierra y se lanzaron a fondo.
Sin embargo, el campeón defensor impulsó su monoplaza en la punta de tal manera que no había nadie que dudase de su victoria. Pero carrera son carreras y nada se sabe hasta el final, el alemán quedó varado a diez vueltas del final por un problema mecánico en la transmisión a lo que se sumó el reventón del Pirelli trasero de Pérez. Esto condicionó un final electrizante para que Rosberg se llevara el gran botín, con Webber (Red Bull Renault) y Alonso acompañándolo en el estrado.
Lewis Hamilton, quien se quedó sin podio, ha completado un extraordinario GP al remontar desde la última plaza (tras el ponche) hasta la cuarta posición, muy cerca de un Alonso que pese al resultado está inconforme con el rendimiento de su F138. Esa es la razón por la que el asturiano atribuyó más a la suerte su cajón en el podio que a su coche o a su manera de pilotar.
El próximo fin de semana se correrá en Alemania y la gran incógnita son, de manera recurrente, los neumáticos. La situación de Pirelli es más que preocupante porque no solo convierte la carrera en una verdadera lotería donde: las estrategias, pilotajes y rendimientos de los monoplazas se tiran por la borda, sino que ponen en juego la integridad física de los pilotos. ¿Se tomará carta en el asunto antes de la carrera teutona? Esperemos que sí.
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