¡Tuning extremo en un Ford 1932!

Creado: Dom, 08/12/2013 - 16:39
Créditos
Jorge Esténger Wong
¡Tuning extremo en un Ford 1932!

Hace unos tres años me sorprendió encontrar, en un apartado reparto al este de La Habana, varios automóviles Ford, de los años treinta, en ruinoso estado. De inmediato surgió la idea de un trabajo sobre ellos, pensando en ofrecer, por una vez, un enfoque diferente a esta sección. Por varias razones, el proyecto no cristalizó.  Sin embargo, el tiempo suele resolver las cuitas de las formas más insospechadas, y así, nuestro protagonista de hoy, es uno de aquellos Ford, al cual encuentro apenas a cien metros de mi casa y en envidiable estado. Esta es la historia, veamos.

Fernando Barral es un tecnólogo, graduado del Instituto Superior Politécnico de La Habana, quien siempre ha estado vinculado a los autos.  Fanático incondicional de Ford, se ha permitido uno de sus más caros deseos: tunear un ”fotingo“ –como en Cuba llamamos a los autos de los años veinte y treinta del pasado siglo- y hacerlo correr como un bólido actual.  Al enterarse del abandono en que se encontraban esos Ford en la Habana del Este, llegó hasta su propietario, el restaurador Jorge Enríquez, a quien propuso dejarle uno listo para su uso, y disponer del otro para él.  El trato resultó beneficio para ambos, pues según me ha referido Jorge Henríquez él llegó a aborrecer los autos, en cuyo mantenimiento no quiere jamás volver a participar.  Algo tan cierto que al entregarle Fernando el vehículo listo, decidió su venta.

Fernando quedó entonces con un Ford De Luxe Coupe de 1932, en ruinoso estado y comenzó a realizar su sueño.  Ya disponía del corazón de su máquina: un motor Ford V8 de 460 pulgadas cubicas y una caja automática de C6, de la misma marca.  Este motor equipó diversos productos del Grupo Ford durante los años sesenta y setenta, llegando a entregar hasta 365 CV, si es producido antes de 1972.   Fue necesario reconstruir todo el vehículo y, a la vez, crear las condiciones para la nueva mecánica que se instalaría, atendiendo a dos aspectos: el espacio para su instalación en el vehículo y lograr un vehículo maniobrable.

En el primer caso se debía acomodar el nuevo bloque tractivo en el frente del auto, reforzando el bastidor existente, alargando la carrocería –no el chasis- y desplazando la pared de fuego.  Así se lograba espacio longitudinal en las dos direcciones: hacia delante y hacia detrás.  En el puente trasero se instaló un diferencial de ”alta“ capaz de manejar las nuevas cotas de potencia y torque que ahora tendría el Ford.

Lograr que el resultado de esta mezcla descomunal se pudiera maniobrar por las calles hizo necesario instalar el sistema de frenos de la Serie 5 BMW de 2006, sin ninguna de las asistencias electrónicas.  De igual forma, y aunque Fernando decidió mantener las hojas de muelles delanteras y los rodamientos Timken originales, se incorporaron barras estabilizadoras, tanto delante como detrás. Estas barras ayudarían con la estabilidad direccional, muy comprometida por el desborde de potencia existente.  Además, se modificaron varios parámetros físicos del auto: se bajó el centro de gravedad en cinco pulgadas, y el habitáculo se hizo de forma que su frente bajara dos pulgadas y detrás una.

La puesta a punto llegó con varios accesorios entre los que destaca el carburador Holley de ”cuatro bocas“ y los escapes sobredimensionados.  Así, Fernando asegura que su Ford de 1932 ahora alcanza los 220 a 250 km/h de velocidad máxima, acelera de 0 a 100 km/h en apenas 5,0 segundos, y alcanza unos 170 km/h en 400 metros, desde la inmovilidad.  Este reportero le ha visto vencer a un BMW Serie 5 en esa distancia, lo cual publicamos en su momento.  Alguien podría preguntar por el consumo de combustible, pero su feliz dueño sonríe: ”… quizá rinda 4 km por litro, pero esos cuatro kilómetros son como un sueño: mi sueño“.

Créditos
Jorge Esténger Wong