A finales de los sesenta, mientras en Norteamérica retumbaba el estruendo de los muscle car, en Europa se imponían modelos contenidos, en los que acomodar a los pasajeros parecía algo mágico. Fueron los mini-compactos que radicalizaron los conceptos de eficiencia, solidez y bajo coste. Hoy traemos a uno de los protagonistas de entonces. Veamos.
Presentado en 1969, el Autobianchi A112 –también comercializado como Lancia A112- utilizaba una plataforma modificada del FIAT 128. Los cambios principales estaban orientados a reducir el tamaño del auto, tanto como fuera posible, y así poder utilizar motores de baja cilindrada y potencia contenida: la formula casi universal por aquel entonces para lograr un bajo consumo de combustible.
El Autobianchi A112 estaba disponible con una carrocería de tres puertas –dos laterales y una trasera- en un estilo que se pondría muy en boga en modelos similares. Su diseño era muy atractivo, siendo innegable la mano de Bertone en el resultado final. Con amplio uso del vidrio, el pequeño auto destaca por sus ventanillas generosas delante y unas lunas laterales traseras fijas, que ofrecían una excelente visibilidad y aportaban gran claridad al conjunto. Todo el vehículo daba una sensación de agilidad, muy diferente a otros modelos similares, sinceramente aburridos. En el Autobianchi A112 se empleó por primera vez el motor de 903 cc – originario del FIAT 850- en una configuración de tracción delantera, concepto que más tarde se extendería al FIAT 127. Con una potencia de apenas 42 CV, el motorcito, sin embargo, ofrecía una movilidad satisfactoria, gracias al bajo peso del auto. Un dato curioso es el sector del mercado que logro captar este modelo, con un 35 % de mujeres, de las cuales un tercio estaban entre los 18 y 24 años de edad. Esto resulto toda una novedad y señaló a los fabricantes cuantos nichos del mercado quedaban aún sin explorar.
En total se produjeron ocho generaciones –y una versión Abarth- del A112, llegando a rebasar los 1,2 millones de unidades hasta 1986.