Luego de la II Guerra Mundial, la austeridad primaba en todos los aspectos de la vida en Europa, como era lógico. Eso no fue impedimento para que la compañía Rolls-Royce recuperara el privilegiado sitio que durante años había ganado en el sector de automóviles de alto precio.
Uno de los mejores ejemplos de esa época fue el Bentley R-Type, el más caro de los automóviles producidos en el mundo en esos tiempos, con un precio que llegó a alcanzar la astronómica cifra de £7608 (más de 800.000 U.S.D. en términos actuales), justo en el año 1952.
El R-Type vio la luz en ese año y estuvo en producción hasta 1955. Tan exclusivo resultó ser que solo se produjeron 208 unidades de este modelo, el cual no solo era el más caro existente, sino el más rápido. El auto de Bentley resultaba un portento de perfomances, aunque muchos de ellos nunca fueron declarados oficialmente por sus fabricantes. En época tan temprana, su motor seis cilindros en línea, con una cilindrada entre 4 566 a 4 887 cc, de origen Rolls-Royce, con sus dos carburadores era capaz de entregar una potencia no inferior a los 160 H.P. suficientes para hacer llegar este elegante auto a una velocidad máxima de hasta 120 mph, unos 192 km/h.
El R-Type Continental resultaba a su vez innovador en la combinación de un chasis de acero y una carrocería de aluminio concebida en el túnel de viento, marcando con claridad la intensión de la compañía de ofrecer una alternativa más deportiva al Rolls Silver Dawn. De la sobriedad y elegancia de sus líneas nos habla la imágen que nos acompaña, donde el rancio espíritu inglés transpira donaire y grandeza.