BMW le dice adiós a los espejos retrovisores

Creado: Dom, 14/02/2016 - 13:15
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Ariel B. Coya
BMW le dice adiós a los espejos retrovisores

Irónicamente, todo parece indicar que de aquí a unos años deberemos voltear la mirada atrás para ver un espejo retrovisor en uno de nuestros autos. O al menos eso es lo que nos sugiere BMW al prescindir ahora de ellos.

De hecho, la marca bávara ya nos advierte que a partir de 2019 todos sus vehículos saldrán a la venta sin espejos retrovisores. Y no, en realidad, no es que estos vayan a ser menos seguros que ahora o debamos conducirlos a ciegas, pues los diseñadores alemanes instalarán en su lugar tres pequeñas cámaras de alta definición (dos en las puertas y una en la luneta) que proyectarán lo que capten en una pantalla.

La nueva tecnología, bautizada Mirrorless, acaba de ser probada en un llamativo BMW i8 y su principal beneficio es que la imagen panorámica lograda alcanza a cubrir un mayor ángulo de visión, a la vez que elimina, casi en su totalidad, los famosos puntos ciegos producidos en determinados momentos con los tradicionales espejos.

En ese sentido, cabe detallar que el sistema de a bordo une las tres imágenes captadas por las cámaras para mostrarla como una sola de alta resolución en una pantalla suspendida que se ubica en el lugar del tradicional espejo retrovisor interno.

La intención de BMW es que el conductor atienda lo que sucede detrás al posar su mirada en un solo lugar, sin necesidad de mirar alternativamente a tres puntos del vehículo, dependiendo de la maniobra, como ocurre ahora.

Además, como las cámaras son más pequeñas y livianas que los espejos, según los diseñadores, se reducirán los ruidos producidos a altas velocidades, también bajarán al mínimo los reflejos de las luces que nos encandilan por la noche y por si fuera poco no hace falta ajustar la posición de las cámaras en ningún momento.

Así que la ganancia con esta novedosa tecnología es neta, aunque evidentemente la mayoría de los conductores necesitarán algún tiempo para acostumbrarse, tras años de otear una y otra vez los consabidos retrovisores.

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Ariel B. Coya