Caja de cambios automática

Creado: Lun, 26/10/2009 - 16:32
Créditos
Jesús Piñón

Como su nombre lo indica, la caja de cambios automática es la que por sí sola determina y conecta la relación de trasmisión adecuada. Toma como referencia: la potencia del motor, la velocidad del auto, la aceleración del conductor y la resistencia a la marcha. Por medio de un dispositivo electro hidráulico determina los cambios de velocidad. Existen diferentes tipos de cajas automáticas, estas son: clásica, robotizada, de doble embrague y de variación continua.

Clásica

La caja clásica transmite el movimiento del motor a través de un convertidor. Este convertidor está compuesto por dos turbinas situadas dentro de un depósito lleno de aceite mineral. El aceite es quien transmite la potencia, auxiliado por un distribuidor hidráulico, quien maneja la repartición de presión para gobernar los diferentes elementos.

Robotizada

Es una derivación de las cajas mecánicas. La novedad es que tanto el accionamiento del embrague como el de los cambios de marcha se realizan de manera electrónica. Por lo tanto no tiene pedal de embrague y la palanca de cambios no tiene relación mecánica con la caja. El conductor tiene la opción de dejar que el auto cambie por sí solo o colocar las velocidades a su antojo.

Doble embrague

Se origina por el desarrollo de la caja automática robotizada. Cuenta con dos embragues, cada uno conectado con un árbol, uno es utilizado para las velocidades impares (primera, tercera y quinta) y el otro para las pares (segunda, cuarta, sexta y marcha atrás). La controlan diversos sensores situados en cada árbol, los que permiten determinar cuál es la relación de transmisión adecuada. También cuentan con la opción de que el conductor cambie las velocidades manualmente. Carece de pedal de embrague.

Variación continua

Está transmisión es muy antigua y se ha puesto muy de moda en ciclomotores, scooteres y motos. Consiste en dos discos de diámetro variable unidos entre sí por medio de una correa. Es un cambio muy suave y poco perceptible al conductor, pero su uso es casi nulo en automóviles.

Créditos
Jesús Piñón