La décima prueba de la temporada, el GP de Hungría, dará más claridad a lo que se ha visto en las dos últimas carreras. Sabremos si es sólido el dominio exhibido por los pilotos de Red Bull, tanto en Inglaterra como en Alemania y el asomado de nariz, en el ecuador de temporada, de Ferrari y Renault. El primero con un sólido podio en Nurburgring, a manos de Massa, y el segundo con un Alonso que dio espectáculo y de no ser por su mala clasificación, tal vez hubiese luchado por un cajón en Alemania.
Sin embargo, pese a las mejoras de muchos equipos, donde no se queda fuera McLaren Mercedes, todas las miradas están puestas en la escudería de la bebida energizante. Sus dos pilotos, Vettel y Webber, están muy igualados y aunque yo me decanto por el joven alemán, lo cierto es que las ordenes del equipo no dan como piloto número uno a ninguno de los dos. Tal vez ese sea el único punto a favor que tenga, ahora mismo, los del Brawn GP, que han visto como su ventaja se reduce por carreras.
Un duelo entre los driver de Red Bull podría provocar un accidente que le dé la ventaja definitiva al mermado equipo británico. En la carrera de constructores la diferencia es de solo 19.5 unidades, mientras que en la de pilotos la ventaja es casi idéntica, 21 puntos sobre Vettel, quien supera a Webber (tercero de la lista) por 1.5 unidades.
Pero los grandes, quienes han perdido mucho tiempo en la batalla del reglamento para 2010, parece que le pondrán el extra en la segunda mitad del campeonato. Esto también podría favorecer al equipo sorpresa y actual líder, porque realmente ellos corrieron los primeros siete GP prácticamente solos, ganando seis de ellos.
Aunque en Hungaroring no se dirá la última palabra, al menos dejará claro si Brawn GP se ha desinflado por completo o le queda un poco de aliento para llegar primero a final de temporada. Pero amigos, para saberlo la carrera de Hungría no basta. ¿Tendremos un final de curso como el año pasado? ¡Ojalá!