En busca de Drácula

Creado: Vie, 19/08/2011 - 15:38
Créditos
Willy Hierro Allen
En busca de Drácula

Transilvania, una región en la Rumania central, se encuentra en medio de los montes Cárpatos. Entre Valaquia y Transilvania corre la carretera Transfagarasan, una misteriosa vía que cruza los Cárpatos (incluida su punto más alto en Rumania, a 4 042 metros de altura) en un sinuoso camino lleno de peligrosas y cerradas curvas. Zona del mito más famoso de Rumania: las cosas del conde Vlad Tepes Dracul, conocido como Drácula.

La carretera más afamada de Rumania es la Transfagarasan, de solo 92 km de extensión, pero preñada de curvas, con 27 viaductos y puentes, así como el túnel más extenso de todo el país (887 metros de longitud), el cual atraviesa las montañas Paltin, de sur a norte. Como una curiosidad, el túnel tiene ventilación natural, beneficiado por las fuertes ventiscas y poderosas corrientes intramontanas.

Cuentan que este camino lo mandó a construir el dictador Nicolás Ceausescu, en los primeros años de la década del 70, tras la invasión soviética a Checoslovaquia (1968). Dicen que fue una obra militar para trasladar los ejércitos rápidamente de uno a otro lugar del país. Cuatro  años (1970-1974) tardó el ejército rumano en hacer la Transfagarasan, donde utilizaron unos seis millones de kilos de dinamita, solo para la parte norte y el túnel.

Durante su fabricación, hubo casi un centenar de muertos (el Gobierno comunista no daba ese tipo de datos) reportados por los sobrevivientes que afirmaban que muchos cadáveres jamás fueron encontrados entre los acantilados. Y eso avivaba la imaginación popular, que siempre culpaba al conde Drácula de cuanto acontecimiento de esta índole ocurría por allá. Lo cierto es que la Transfagarasan está abierta solo de julio a octubre.

También está una atracción turística imposible de desdeñar: el castillo Fortaleza Poenari, antigua residencia de Vlad Tepes Dracul, convertido en conde Drácula por el escritor irlandés BramStoker en su novela homónima, de la cual se han hecho miles de ejemplares y llevada al cine más de una vez. La verdad es que Vlad Tepes Dracul no era conocido como vampiro, sino como un cruel y sanguinario personaje.

Lo que no cabe duda es que Vlad Tepes Dracul inspiró la novela de Stoker, no por su fama de vampiro, que nunca fue. Vlad, un príncipe cristiano, feroz y brutal, conocido por su pueblo con el sobrenombre de ”el empalador“ por lo que hacía con sus enemigos. Y dicen que cierta vez ”empaló“ a cerca de 5 000  hostiles. Sea como fuere, Vlad ”el empalador“ era todo un hombre bestial y monstruoso.

Sin embargo, el fenómeno del vampirismo llevó a estudiar su realidad y se descubrió que algunas personas de por allí padecían unas enfermedades Porfirias, hereditarias, cuyos síntomas son foto-sensibilidad a la luz y el hábito de salir de noche. Pero no necesariamente para chupar la sangre de sus semejantes. Por último el escudo de armas del príncipe Vlad: una serpiente, que echa fuego por las narices, aplastada por una cruz.

Créditos
Willy Hierro Allen