Flavio Briatore es, desde hace mucho, un personaje en la F1. Es por eso que sus comentarios y decisiones tienen peso. Ahora se ha aliado a Ferrari en su amenaza de abandonar la máxima categoría del automovilismo. Briatore, además, le ha dado excesivo crédito a Fernando Alonso poniendo a la marca francesa por los suelos. La emprende contra los difusores de Bawn, pero se le olvidó cuando luchó con Renault por el Mass Damper, la pieza que favorecía al asturiano. Una Batalla que perdió.
Los difusores de Brawn no violan el reglamento. Si así fuera los habrían eliminado. Los equipos que los llevan además de Brawn, Williams y Toyota, no van tan rápido. Entonces el italiano debe pensar que lo de la nueva escudería no es solo aerodinámica. Suman la estrategia, el motor y la entrega de los pilotos.
Cada estrella tiene su momento de brillar y al parecer los tiempos de Ferrari, McLaren Mercedes y Renault han quedado atrás. Flavio está en desacuerdo con los límites de presupuesto, una medida que le abre las puertas a numerosas escuderías que pretenden estrenarse o regresar, como por ejemplo USF1 y Lola.
Briatore me siembra otra duda. Escogió a Nelson Piquet Jr. por su talento, o para que su protegido Alonso no tuviera sombra. Indistintamente lo elogia y critica, pero lo cierto es que el joven brasileño poco ha hecho por la escudería francesa.
No se olviden que Renault provee de motores a Red Bull, un equipo que ya ganó una carrera y por poco repite en España. La F1 es una batalla de ingenieros, mecánicos y directores de escuderías. Entonces escogen un buen piloto, pero si este no da ni se le exige el máximo, poco se puede hacer.
Renault, con Briatore y Alonso van camino al abismo. Un camino que al parecer seguirá Ferrari, con la peregrina idea de que si ellos se van se acaba el espectáculo. Eso no lo creo y si quieren continuar en el circo les aconsejo que despierten, porque desde que empezó la temporada no son protagonistas. Corriendo el riesgo de que si se van pasen inadvertidos.