La posibilidad que tiene Bernie Ecclestone de demandar a constructores y patrocinadores (con cifras millonarias) si se retiran de golpe, antes de finalizar contrato; pone en peligro que nuevos patrocinadores entren al Gran Circo. Además, otros ya establecidos no están estimulados a renovar contratos. La retirada de Honda, en primer lugar, y la posible huída de ING (que afecta a Renault) y de RBS (a Williams) a puesto en alerta roja al capo de la F1, quien busca variantes desesperadas.
Y es que desde hace mucho la prueba reina del automovilismo es más negocio que deporte y más dinero que competencia. Cada vez es más difícil la existencia de equipos privados en la parrilla, eso sin contar que ganar una carrera para ellos es casi imposible. La victoria de Sebastian Vettel con Toro Rosso (en 2008) fue épica, pero así y todo su equipo solo cosecho 39 puntos, menos de la cuarta parte que Ferrari quien ganó el campeonato con 172 puntos. El equipo de la bebida energética fue el mejor ubicado de los privados, sexto, por delante de su hermano Red Bull y de Williams.
Ahora Bernie quiere mostrarse ”caritativo“, siempre y cuando los patrocinadores y constructores se comprometan en permanecer entre siete y diez años; además, los constructores deben estar dispuestos a ofrecer los motores y las cajas de cambios a precios asequibles. Si es así, Ecclestone podría adelantarle dinero a escuderías, que si no lo reciben antes del inicio de temporada no podrían alistarse en 2009.
Teóricamente funciona, pero la práctica dirá la última palabra. Habrá que ver cuántos están dispuestos a seguir arriesgando capital en un ”deporte“ donde arriesgan muchos y realmente ganan muy pocos.