La primera vuelta al mundo en automóvil

Creado: Dom, 19/04/2015 - 18:36
Créditos
Willy J. Hierro Rodríguez
La primera vuelta al mundo en automóvil

Desde que los primeros automóviles habían comenzado a transitar por las carreteras de Europa y América, la idea de circunvalar el globo en un vehículo de tracción mecánica rondaba por la mente de todos los aventureros y fabricantes. Pero nadie hasta entonces se había atrevido a emprender un viaje que, incluso a día de hoy, doblegaría las piernas de la mayoría. Y es que cada uno de nosotros quiere vivir una aventura increíble, pero muchas veces no tenemos el valor de lanzarnos. Pero este no fue el caso de la alemana Clärenore Stinnes, quién en 1927 hizo lo que muchos hombres soñarían: ¡dar la vuelta al mundo en un automóvil!

Stinnes era la hija de un importante político alemán y, desde muy joven, nació en ella la pasión para las cuatro ruedas. Consiguió su licencia de conducir justo cuando cumplió los 18 años y a los 24 años ya competía. Antes de embarcarse en esta aventura, la alemana ya era una de las mejores pilotos de Europa de los años veinte. En 1927 y con 26 años acumulaba la friolera cifra de 17 victorias en carreras, cuando aún no existía la modalidad femenina y era la única mujer que se atrevía a competir. Sin embargo, ella ”tenía ganas de explorar lo desconocido“, tal y como dejó escrito en el libro que escribió tras su aventura, Im Durch Auto zwei Welten.

La aventurera alemana desafió todas las convenciones sociales de la época y decidió dar la vuelta al mundo en coche acompañada por dos mecánicos, el fotógrafo y cámara de cine sueco Carl Axel Söderströmy y claramente, su vehículo, un Adler Standard 6 un auto tecnológicamente avanzado para aquella época.
Todo hay que decirlo, a Clëranor le ayudó en gran medida en sus apasionados proyectos ser la hija de un multimillonario. Su padre había hecho una inmensa fortuna tras la guerra en los sectores eléctrico y naval.

Resuelto el tema económico el periplo comenzó en Frankfurt, un 25 de mayo de 1927. El equipo cruzó el centro de Europa y luego Turquía rumbo a Oriente, atravesando desiertos y estepas. Los problemas mecánicos no tardaron en aparecer y en Rusia Oriental los encargados de mantener el Adler dijeron adiós a la aventura dejando solos a Clëranor y Carl.

Durante su trayecto, tuvieron que enfrentarse a ataques de lobos, el barro, el hielo y el asedio de bandas de mongoles hasta cruzar el continente asiático. Desde Japón, dieron el salto, en barco -lógicamente- a Perú, donde los Andes pusieron a prueba la resistencia del Adler de seis cilindros. La pareja tuvo que abrirse camino con dinamita por sus laderas al tiempo que la aventura tomaba tintes épicos. Valparaiso, Panamá... carreteras interminables dieron paso a los Estados Unidos y Canadá hasta emprender el regreso por barco hacia Europa. Ya en Francia, la gesta llegaba a su final, con un viaje triunfal hasta Berlín para completar un recorrido de 48 mil kilómetros luego de dos años y dos meses.

En su libro, Im Durch Auto zwei Welten, relata toda clase de problemas que ambos tuvieron que hacer frente durante el recorrido que compartieron.  Sin duda un viaje apasionante por un mundo aún desconocido y necesitado de intrépidos como esta piloto y su fotógrafo, que se titularon como ”los primeros en dar la vuelta al mundo en automóvil“  y con la satisfacción de haber completado dicha faena, la pareja emprendió otra aventura aún más apasionante y peligrosa si cabe: su matrimonio.

Créditos
Willy J. Hierro Rodríguez