Doblegadas en los volúmenes de ventas dentro de su propio mercado, las compañías norteamericanas productoras de automóviles avizoran ahora un nuevo fantasma en su ya complicado horizonte: la propuesta del Congreso de Estados Unidos de una ley que obligará a producir autos capaces de tener un consumo de al menos 6,7 litros cada 100 kilómetros (unos 15 kms. por litro), para el año 2020.
En estos momentos la ley obliga a que la flota producida por las compañías sea capaz de cumplir con 8,55 litros cada 100 kms. (unos 11.7 kms por litro), pero si echamos un vistazo a los modelos en producción en ese país veremos que pocos cumplen con esas regulaciones. De inmediato, desde Chrysler se alzó la voz del espanto, pues sería la más afectada por su frágil posición en el mercado y estar trazando estrategias de ventas que contemplan un peso importante de productos retro como los motores Hemi, ó el anunciado Dodge Challenger. Ellos serán altos consumidores, muy por encima de esas cifras.
Por su parte General Motors dijo estar dispuesta a cumplir la demanda de recorte de consumo de combustible propuesta por el Congreso estadounidense. El presidente y consejero delegado de General Motors, Rick Wagoner, afirmó a través de un comunicado que "los nuevos estándares del proyecto de ley en el Congreso son duros y suponen significantes desafíos técnicos y económicos para el sector, pero es un desafío -continuó Wagoner- al que GM está dispuesto a dedicar todos sus esfuerzos, con un conjunto de recursos de ingeniería, investigación y desarrollo. Seguiremos nuestra agresiva búsqueda de tecnologías avanzadas que generarán más productos con más soluciones de energía para nuestros clientes".