En junio del año 2005, cuando Toyota daba el último estirón hasta la cima del automovilismo mundial, el Sr. Katsuaki Watanabe era nombrado Presidente de la prestigiosa marca japonesa. Desde entonces se ha lanzado con todas sus energías en la persecución de su principal meta: "construir calidad en los productos durante el mismo proceso productivo".
Durante años esta ha sido la principal carta de triunfo de Toyota –junto a la laboriosidad y paciencia asiática- al punto que muchos conductores de sus autos hemos llegado a preguntarnos en más de una ocasión si una compañía capaz de producir vehículos tan fiables puede obtener beneficios. Evidentemente parece que sí.
Ahora, estos resultados no parecen detener la marcha de Toyota y su Presidente ha declarado los esfuerzos, a punto de culminar, de un proyecto para ofrecer un vehículo de muy bajo precio y máxima fiabilidad a los grandes mercados emergentes como China, India y Brasil. Pero sus planes abarcan todas las regiones del planeta: "queremos convertirnos en la mejor opción para los ciudadanos de Europa, exactamente como ha sucedido en Estados Unidos, donde pronto llegaremos a construir el 60 % de los vehículos que vendemos allí".
Entonces la consolidación de Toyota como líder mundial del sector se presenta orgánica y definida, avalada por los mismos conceptos que le han permitido escalar hasta la cima, al decir de su Presidente: “Repito a mis colaboradores que el dream car, el coche de los sueños, está libre de defectos y que es hacia eso que debemos dirigirnos. El hecho de ser líderes de coches vendidos no es tan importante“.