Regreso, cuarto día.
El trayecto entre Bayamo y Holguín es uno de los tramos más cortos en la Vuelta Ciclística. Unos 83 km de carretera plana. El recorrido es de sur a norte, y tal vez lo único que incomoda es el aire cruzado, que en ocasiones se pone de frente. Claro, eso molesta a los ciclistas, y a los autos de escasa aerodinámica. En ese punto Peugeot tiene buen crédito y el 308 no es la excepción, con unas líneas y un morro muy eficientes.
Aunque el aire de la carretera prácticamente no disminuye, ni la potencia, ni la estabilidad en curvas, siempre hace lo suyo. De cualquier manera probamos su comportamiento desde 0 (parados) hasta alcanzar los 1 000 metros (1 km) y para su categoría y motorización lo hizo muy bien. Recuerden que vamos cargados y la carretera no es totalmente recta ni plana. Las pruebas homologadas que nos llegaron de Europa marcan un tiempo de 32.7, me imagino que en mejores condiciones. El test de hoy, aquí en Cuba, promedió 36.3 segundos.
Otro aspecto importante en el 308 es su insonorización. A pesar de tener un motor diesel prácticamente no se siente en el interior, más aún cuando se viaja en quinta velocidad entre los 90 y 130 km/h, donde el régimen de revoluciones oscila entre las 1 900 y 2 800 rpm. En ese rango el motor se hace prácticamente silente. Acelerando en primera y segunda velocidades se siente un poco, pero nada comparable a otros diesel que ya hemos probado.
El consumo sigue siendo bastante bajo, pues no rellenamos desde Guantánamo. La etapa de mañana es la más larga (206 km) y la aprovecharemos para que varios periodistas, que siguen la Vuelta en otros autos que no son Peugeot, lo prueben y nos transmitan sus opiniones.