GreenLine es el nombre con el que Skoda denomina a las versiones más ecológicas de su gama, coches con unos consumos sorprendentemente bajos que, a su vez, se traducen en menores emisiones de CO2, y todo ello manteniendo unas prestaciones bastante dignas.
La segunda generación de esta gama GreenLine llega ahora al mercado y supone una evolución tecnológica notable, que resalta aún más los valores mencionados. Además, mientras que hasta la fecha sólo el Fabia podía disponer de este sello sinónimo de respeto por el medio ambiente, en adelante la totalidad de los modelos que componen la oferta de Skoda podrán disfrutar de una variante con esa denominación eficiente.
En la presentación a los medios de comunicación, Jürgen Stackmann, miembro del Consejo de Dirección y vicepresidente de Ventas y Marketing de Skoda, decía que «los clientes no compran sueños y hay que hacerles propuestas realistas, como ésta de la gama GreenLine, con las que puedan contribuir a una economía cada vez más sostenible, pero no a costa de su bolsillo», en referencia clara al coche eléctrico.
El paso adelante que se ha dado es grande y las variantes GreenLine consumen de promedio un 10% menos que su versión 'normal' equivalente. Para ello, se ha trabajado en profundidad sobre varios aspectos. En primer lugar, los motores diésel pasan a utilizar el sistema de inyección directa por conducto común en lugar del inyector-bomba empleado anteriormente.
Además, se incorporan el sistema de parada automático start-stop y el de recuperación de energía en las 
frenadas; se mejora la aerodinámica, se emplean neumáticos de baja resistencia a la rodadura y, por último, una flecha en el cuadro de instrumentos nos indica el momento idóneo para cambiar de marcha con el fin de optimizar el consumo.
Gracias a todos estos avances cualquier modelo GreenLine es parco en el gasto de combustible y sus emisiones quedan por debajo de los 120 gramos de CO2 por kilómetro, lo que significa que ninguno de ellos pagará impuesto de matriculación.
Como ejemplo del progreso que supone esta segunda generación, un Fabia que antes emitía 110 g/km pasa ahora a unos valores de apenas 89 g/km. Incluso todas las versiones familiares (Combi), desde la del pequeño de la familia hasta la del Octavia o del voluminoso Superb, se mantienen en niveles inferiores a los 120 g/km.
Y lo más llamativo es el caso del Yeti, el único todocamino (SUV) del mercado que no llega a esa barrera y, en consecuencia, está exento también de pagar impuesto de matriculación. Skoda va a poner en marcha una ambiciosa campaña de publicidad para potenciar las ventas de este modelo que adquiere así un renovado atractivo.
El precio de un Yeti GreenLine equipado con un motor 1.6 diésel de 105 caballos de potencia es de 23.190 euros, pero habrá alguna ayuda adicional a la compra de forma que el cliente pague poco más de 20.000 euros por él, una verdadera oportunidad para adquirir un vehículo realmente singular y con encanto.
En paralelo a estas soluciones de hoy, Skoda inicia en 2011 las pruebas del Octavia Combi Green e-line, un coche 100% eléctrico con la vista puesta en el futuro a largo plazo pues, por el momento, este tipo de automóviles no cumple los requisitos mínimos para hacerlo atractivo a ojos del cliente.