Skoda, la marca checa del grupo Volkswagen, se ha convertido en una fortaleza en su segmento de precios. Con una gama sin grandes estridencias, pero muy sólida, tiene coches muy bien plantados, de esos a los que resulta difícil ponerles pegas. Ahora nos llega el Rapid, un automóvil de muy buen ver, y mejor andar, que debe quedar por debajo del Octavia, aunque en muchos aspectos casi lo iguala. Veamos.
El Rapid es un modelo bien aprovechado para sus dimensiones exteriores, con nota sobresaliente para su maletero, tal vez el más amplio en su categoría. Con una sobriedad que enamora, el auto de Skoda, sin embargo, no va por ahí rogando que le compren. Tiene el equilibrio preciso para llamar la atención y mantener la dignidad de la imagen de marca. Sus líneas corren por todo el lateral con toda facilidad: rasantes, fluidas y precisas. El extremo trasero está resuelto con las luminarias que llevan el sello de la marca y el logo de Skoda domina el centro de la tapa del maletero. El interior del Skoda gusta por lo sencillo. No hay la avalancha de botones que encontramos a menudo, y los que hay están ordenados, siendo fácil encontrarlos. Es uno de esos coches en los que, al poco empezar a conducirlos, parece que todo queda bajo control, como en los buenos tiempos: ¡ que para jugar a la electrónica están los video juegos!
La mecánica del Rapid viene liderada por un motor Diesel de 105 CV con cambio de marchas manual y otro de gasolina de 122 CV, con cambio automático. El diesel de 105 CV es suficiente para mover el Rapid con
solvencia, pero se resiente si lo comparamos con la vivacidad de los 122 CV y el picó del motor de gasolina. Más arriba en la gama se puede contar con otra planta de fuerza, que para eso está la organización Volkswagen detrás, también diesel: el 1,4 TSI de 122 CV. Este motor ofrece una respuesta inmediata y hace que este Skoda sea en verdad Rapid.