Steven McCormack, el camionero inflado

Creado: Dom, 09/06/2013 - 17:46
Créditos
Willy Hierro Allen
Steven McCormack, el camionero inflado

La acción de nuestra historia ocurre en Nueva Zelanda, aunque la noticia le dio la vuelta al mundo por su rara curiosidad y, felizmente, sin trágicas consecuencias. Cuentan que el experimentado camionero Steven McCormack se encontraba, como antes de dar cada viaje, revisando la carga en su remolque y resbaló, precipitándose hacia el espacio entre el remolque y la cuña tractora.

La mala suerte que tuvo McCormack fue que al caer, rompió con su cuerpo una de las mangueras de aire comprimido que van de la cuña al remolque y que se encuentran precisamente en esa parte del vehículo. Al partirse la manguera, el pitón averiado se le encajó en el glúteo izquierdo. Como el motor del camión estaba funcionando, la manguera partida comenzó a bombear aire al interior del pobre Steven.

A los gritos desesperados del hombre, sus compañeros de la base acudieron a auxiliarle y lograron sacarlo del amasijo de cables y mangueras donde había caído. También le sacaron el pitón de la manguera de aire de la nalga. Pronto se dieron cuenta que McCormack estaba inflado, la cara, el pecho y la pierna izquierda lucían tan hinchados como unos globos.

Inmediatamente llamaron a los paramédicos para que atendieran a Steven, los cuales tardaron una hora en llegar. Ante el asombro de los presentes, los médicos tomaron una aguja y fueron pinchando las partes del hombre, quien ”soltaba“ el aire a presión de cada una de sus segmentos inflados, hasta que todo se desinfló, McCormack sonrió y dejó de quejarse.

Tras unos análisis en el hospital, Steven se encuentra en recuperación. Según explicaron los doctores, el aire separó la grasa de los músculos cuando su cuerpo se infló. La presión también provocó que sus pulmones se llenaran de líquido y comprimieran el  corazón, pero afortunadamente la presión no rasgó la piel.
  
Hoy los camioneros de esa base de transporte en Nueva Zelanda, están tranquilos porque Steven McCormack se encuentra bien, mientras el pobre McCormack, que tiene la piel como si fuese un plástico de embalar (lleno de burbujas), declaró a la prensa que se siente como un cerdo asado: con el pellejo crujiente por fuera y blandito por dentro, pero con vida.

Créditos
Willy Hierro Allen