La estrella de Hollywood ha saltado por un día de las producciones cinematográficas al 'gran circo', aprovechando un descanso en el rodaje de la saga de 'Misión Imposible', que se espera que se estrene el próximo 16 de diciembre, y es que la afición de Tom Cruise por los coches va más allá de la ficción de sus películas.
Su deseo se acaba de cumplir, convertirse por un día en piloto de Fórmula 1. La escudería Red Bull puso a su disposición uno de sus vehículos, a la vez que contaba con el 13 veces ganador de Grandes Premios, David Coulthard, como instructor.
El actor que, a pesar de haber conducido varios vehículos jamás había estado a los mandos de un F1, logró alcanzar una velocidad máxima de 291 km/h, tan sólo 6,44 km/h menos que su prestigioso monitor. Una cita con la velocidad que pudo disfrutar durante un trayecto de siete horas por el circuito de Willow Springs, en California, donde hizo girar al máximo el poderoso motor de 850 caballos de potencia en el circuito de 4 km, en el que consiguió realizar 24 vueltas, mejorando en 11 segundos su propio tiempo.
Ya en 1990 durante el rodaje de la película 'Días de trueno', Cruise mostraba su afición por los deportes de motor, donde encarnó a un piloto de carreras que mata por accidente a su mejor amigo y compañero de equipo, por lo que su vida acabará por convertirse en una auténtica pesadilla.
Una pasión por la velocidad que además, parece que no se le da nada mal al que fuera protagonista junto a Nicole Kidman, de la polémica producción de Stanley Kubrick, Eyes Wide Shut.